A que madre no le pasó que, en ese primer instante cuando vio a su hijo(a) por primera vez -ese momento en que aquella pequeña cosita dejó de ser imágenes vagas de un ultrasonido y sueños de un futuro deseado, ese instante en que por primera vez se cruzaron sus miradas y por la mente cruzaron tantas ideas, sueños e ilusiones en tan sólo unos segundos- fue cuando realmente se percató y captó que ese pequeño ser era una realidad.
Como olvidar ese instante, cuando tomó por primera vez con sus pequeñas manos, suaves, delicadas e, incluso, un poco regordetas nuestro dedo… el corazón sentimos que nos crecía de una manera inimaginable, nos dimos cuenta por primera vez de aquello que todo el mundo nos dijo tantas veces: ¡La vida te va a cambiar! Pero que no nos habíamos percatado de CUÁNTO nos iba a cambiar en realidad, hasta que llega este momento y descubrimos que acabamos de enamorarnos. Nos damos cuenta de que el amor a primera vista DEFINITIVAMENTE sí existe aunque lo creíamos imposible, que eso no le pasaba a la gente normal como nosotros … Pero en realidad SÍ nos pasa.
Sentir todo en ese momento en el que no sabemos si sonreír o llorar y simplemente decidimos dedicarnos a admirarlo, sentimos que el espacio que ocupaba el corazón dentro de nuestro cuerpo nos parece demasiado pequeño para el tamaño que tiene ahora. Quien diría que una persona tan pequeña era capaz de hacernos sentir de esa manera. Nuestra vida entera nos pasa en ese momento y quisiéramos planear el resto de ella en ese mismo cuarto, mejorar el mundo en un instante, cubrir a ese pequeño ser tan indefenso para que nada ni nadie pudiese herirlo jamás… aunque sabemos perfecto que todo eso es imposible… Sin embargo, en aquellos instantes (que por cierto podrían parecer una eternidad) creemos y sentimos que todo es posible, aunque al final lo único que seremos capaces de hacer será dar nuestro mejor esfuerzo durante todos esos años que ellos pasen a nuestro lado, para darles todas las herramientas, valores y, sobre todo, la mayor cantidad de amor que podamos, porque al final todo lo demás no va a depender de nosotros, pero de ellos, de las personas que NOSOTROS hoy como padres hagamos de ellos.
Que chistoso, cuantas cosas, sueños, ideas y proyectos pasan por la mente… Y pensar que esa personita lo único que ha hecho hasta ese momento es mirarnos con la mayor de las purezas y agarrar nuestro dedo con todas sus fuerzas….para no soltarnos nunca más. Ahora únicamente resta esperar aquello que sólo los años nos dirán….
Así describiría ese maravillo instante en que tenemos la fortuna de conocer a nuestros más grandes amores en la vida, aquellos que nos darán las mayores alegrías, la mayor felicidad del mundo, el orgullo más grande que puede existir como ser humano, pero también las mayores tristezas y los dolores más profundos: nuestros HIJOS!
Con cariño Mamá
