1-Sólo con mucha mezquindad y convenencierismo político y electoral puede no apoyarse la exigencia del presidente Enrique Peña a Trump de respeto a México, a los mexicanos y a la dignidad de nuestro país como nación soberana. En realidad desde hace tiempo la población demandaba del presidente Peña una posición así, porque son muchos los insultos, ofensas, agravios, calumnias y grosería a México, que culminó con la movilización de la Guardia Nacional a las fronteras, por parte del mandatario estadounidense, sin que se le expresara la molestia de la comunidad mexicana.
2-El respaldo a Peña inclusive de los candidatos presidenciales opositores (del propio era esperable) beneficiará políticamente a EPN, pero no podían dejar de manifestarlo públicamente por esa circunstancia. Por lo demás, sólo se exigió respeto a México, no otra cosa.
3-Trump debe reaccionar y atender el reclamo de México, porque si no lo hace por desdén, soberbia imperial y arrogancia, se robustecerá el sospechosismo de que todo fue un montaje para ayudar al PRI en la lucha presidencial.