
Para el lector desprevenido, los grandes medios informativos de cobertura nacional, impresos y electrónicos están ahora asumiendo a cabalidad las reglas de la democracia y atendiendo la pluralidad en los procesos electorales. No obstante, para la opinión pública más y mejor informada, la presencia de los tres candidatos presidenciales en las páginas de los diarios y noticieros de radio y televisión no refleja equidad, porque hay una clara toma de posición de las empresas mediáticas en favor de José Antonio Meade.
Para estos amplios segmentos de la comunidad nacional, en los actuales procesos comiciales; sobre todo, el presidencial, los grandes medios informativos perderán mucha de la credibilidad que aún les queda, por el tratamiento faccioso a la información, pero sobre todo, por la clara acción concertada contra los candidatos opositores: Andrés Manuel López Obrador, de la colación “Juntos haremos historia”; y Ricardo Anaya Cortés, de la “Por México al frente”.
Ambos aspirantes presidenciales tienen permanente presencia en los medios informativos, pero un alto porcentaje de las noticias o referencias a ellos son negativas; incluso los noticieros y diarios aprovechan la información supuestamente objetiva para criticar y descalificar lo que hacen o dicen los candidatos presidenciales opositores.
Están otra vez, como en 2006 y 2012, metidos de lleno en las campañas electorales en la misma parte estrategia del gobierno y del PRI para debilitar las posibilidades de triunfo de López Obrador y Ricardo Anaya, sólo que a diferencia de las dos anteriores contiendas presidenciales, ahora sus ataques, críticas y descalificaciones van dirigidos a dos, no a uno.
En muchas ocasiones en este espacio hemos reflexionado sobre el cambio radical registrado en las relaciones prensa-gobierno federal: pasó de la subordinación absoluta de la primera al segundo (con excepciones) a la subordinación de las instituciones al poder económico, cuyos medios operan como una especie de sicarios cobradores de derecho de piso.
La participación facciosa de los grandes medios informativos mexicanos en las campañas se caracteriza por perseguir sus propios fines, sus propios beneficios, para mantener privilegios y aumentar su capacidad de chantaje al próximo gobierno. No defiende los intereses electorales del PRI, sino sólo como efecto colateral en la defensa y protección de sus propias conveniencias, aunque cobren por criticar y denostar a los opositores y por no cuestionar al candidato oficial y su protegida Margarita Zavala.
Para entender esta situación que sumirá más a los medios informativos en un mayor desprestigio es necesario saber que Olegario Vázquez Raña Aldir, dueño de “Excelsior” e “Imagen Televisión”, tiene contratos de obras en el Nuevo Aeropuerto capitalino por cerca de 30 mil millones de pesos. Nada más es de imaginar cuál puede ser la línea informativa y editorial de sus medios en el debate sobre la continuidad o cancelación del megaproyecto.