La Inviable Promesa de Pensiones Universales

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El problema de las pensiones es una bomba de tiempo, pero ha dejado ganancias multimillonarias a sus administradores.
LOS CANDIDATOS PRESIDENCIALES  MEJOR DEBERÍAN REVISAR LAS PENSIONES DE LOS ACTUALES JUBILADOS

En su afán por obtener el apoyo de los electores y ganar la presidencia de la República, 4 candidatos (Jaime Rodríguez aún nada ha dicho sobre el tema) han ofrecido instituir en México la pensión universal; es decir, para la población de bajos ingresos. Lo hacen sin reflexionar o con el deliberado propósito de engañar, porque esa oferta es a todas luces inviable en las actuales condiciones del país.

Las cifras oficiales ubican el número de mexicanos en cerca de 126 millones de personas, de las cuales más de la mitad son pobres, y unos 12 millones padecen “pobreza extrema”, como ahora se le dice con eufemismo a la antes conocida abiertamente como miseria. La pensión a 65 millones de pobres, a razón de 2 mil 400 pesos mensuales, sumaría 156 mil millones de pesos, que multiplicados por 12 dan una suma de un billón 872 mil millones de pesos al anuales, lo cual hace inviable la propuesta.

Y no hablamos de una pensión universal, sino sólo para los pobres del país, víctimas de la injusticia social, representada por una desigual distribución no sólo del ingreso, sino también de oportunidades para formarse académicamente, para emplearse o para acceder a la cultura, entre otras marginaciones. Llama la atención que los asesores de los candidatos presidenciales no se hayan atrevido a decirles que la propuesta está fuera de la realidad.

Por si esto fuera poco, millones y millones de mexicanos jubilados después de 30 ó 40 años de servicio padecen penurias para sobrevivir con pensiones equivalentes al salario mínimo, con casos de injusticias extrema, como ocurre con los jubilados mexiquenses del ISSEMYM, que de sus raquíticas pensiones todavía deben cubrir cuotas al organismo, como si fueran trabajadores activos, como se informa en este número de “El Espectador”.

Otra amplia franja de asalariados que comenzaron a trabajar a partir de julio de 1997, sobre todo, los de bajos ingresos, están condenados a cobrar pensiones miserables después de cumplir 35 años de labores, porque recibirán ese pago de los propios fondos descontados de sus sueldos, más las aportaciones de los patrones y el Estado Mexicano.

Cálculos actuariales y de la propia Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) reconocen que con los actuales porcentajes de ahorro los trabajadores recibirán el equivalente al 30 por ciento o menos de su último salario si no hacen aportaciones voluntarias, mientras las Afores ganan 32 mil millones de pesos al año por administrar esos fondos. Y ahorrar más no es posible, porque sus remuneraciones no les alcanzan para alimentarse bien con su familia. En estas condiciones, es una fantasía hablar de la pensión universal. Los candidatos mejor deberían estudiar el caso de las Afores.

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