*La campaña de Zavala podrá ser financiada hasta en un 98% por particulares.
El ingreso de dinero particular a las campañas electorales de los candidatos presidenciales independientes constituye un retroceso en cultura democrática, porque anula el objetivo esencial de la entrega de fondos públicos a partidos, conocidas como prerrogativas.
Se aprobó el sacrificio fiscal para financiar a las organizaciones políticas y evitar de esta forma que el dinero privado financie campañas que después, si gana el candidato de que se trate, significara obtener beneficios ilícitos mediante la corrupción, tráfico de influencias o cualquier otra práctica que impida la libre toma de decisiones cuando lleguen al cargo.
Es cierto que la corrupción creció, aun con prerrogativas, pero si a los independientes los financia empresas, de ganar estarán a su servicio. Se trata pues de fuertes compromisos económicos y pueden verse como inversiones en proyectos políticos que se supone buscan el bien común y no el enriquecimiento de unos cuantos.
En el caso de Margarita Zavala, de los 429 millones de pesos fijados como tope de gasto de campaña, podrá obtener de particulares 422.9 millones; es decir, hasta un 98%, lo cual anula el objetivo de las prerrogativas.
Además es difícil imaginar que un ciudadano cualquiera sea capaz de juntar y gastarse en escasos dos meses una cantidad como esa. Y si el INE no pudo garantizar que la recolección de firmas para validar las candidaturas independientes estuviera blindada contra fraudes, manipulaciones y falsificaciones, menos se puede entender que tenga la capacidad para fiscalizar la procedencia lícita de cada uno de los pesos y centavos que reciban los independientes, ni qué clase de compromisos puedan adquirir los candidatos con sus patrocinadores, es más, ni siquiera se puede estar seguro de quiénes son estos o a quién representan en muchos casos.
En este tema, la autoridad electoral tuvo un retroceso.