1-Mucho daño le hará a la complicada campaña electoral del candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, la negativa de los senadores de ese partido a suprimirles el fuero a funcionarios, desde el presidente hasta los alcaldes. Esa era una demanda de la oposición desde hace muchos años, pero hace poco la reactivó Meade, como parte de la estrategia de su lucha. Presumió esa iniciativa, pero cuando se esperaba que fuera aprobada por el Senado y promulgada por el presidente Enrique Nieto, se opusieron los senadores del tricolor.
A este traspié se sumó la imposición de parte del coordinador de esos mismos legisladores del PRI, Emilio Gamboa, de dos incondicionales como integrantes del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos, tomado como maniobra burda para proteger al grupo gobernante, cuando deje de serlo.
2-La supresión de la figura jurídica penal del “arraigo” obligará a las fiscalías a investigar de verdad y reunir elementos de pruebas contra los presuntos delincuentes, porque ya no podrá lograr la prisión preventiva sin orden de aprehensión, como lo hacía con el “arraigo”. La verdad esas detenciones nulificaban el principio constitucional de la presunción de inocencia. Era increíble que narcotraficantes, con trayectoria pública como tales de diez o más años, no tuvieran integradas averiguaciones previas ni mucho menos órdenes de captura, y cuando eran detenidos los arraigaban mientras les integraban los expedientes. Por cierto, de uno de esos centros de arraigo se fugó Osiel Cárdenas Guillén, quien ya libre se convirtió en jefe máximo del “cartel del Golfo”.
