
Es una extrapolación ilógica lo que sostiene José Antonio Meade, al comparar su situación electoral con la de Alfredo del Mazo Maza el año pasado.
Nada tienen en común, como no sean los programas sociales o el lastre que significa un pésimo desempeño de su antecesor en el cargo.
Pero en cuanto a las diferencias: el ahora mandatario mexiquense es priísta y Meade, no. Del Mazo tenía dos antecedentes positivos: abuelo y padre buenos gobernadores, mientras el actual abanderado del priismo nacional no es siquiera compañero de partido de la militancia tricolor.
Además, del Mazo Maza tenía ya experiencia en campañas electorales y trabajo directo con los electores, y no contaba con los negativos de Meade, por lo que la situación estatal y nacional en el caso del PRI nada tienen de similar, ni caso le tiene a los mandos de la campaña de Meade tratar de compararlas.
Y una última: en el caso de Meade, su candidatura cuenta con el aval y fue decidida por la persona a quien busca reemplazar en el cargo; con Del Mazo eso no sucedió.