*Las víctimas de muertes violentas intencionales conjugan estas desventajas.
El derramamiento intencional de sangre en el país, con sus casi 105 mil víctimas mortales en 5 años y 5 meses del actual sexenio y las 102 mil en el anterior, afecta particularmente a los jóvenes, incluso desde adolescentes.
Las personas asesinadas deliberadamente; sobre todo, las muertas en los ajustes de cuentas y en las disputas por los mercados delictivos son jóvenes, como lo son también sus victimarios, pero se trata de individuos surgidos de ambientes de pobreza, marginación, desempleo, baja escolaridad y con adicciones.
Esta caracterización del perfil de quienes participan en el mundo de la delincuencia organizada y común fue expuesta en el foro “México ante los procesos sociopolíticos de América Latina”, que organizó la UNAM por conducto de su Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Científicos de diversas disciplinas sociales examinaron el contexto de la violencia en México y el continente latinoamericano. En el caso de nuestro país, coincidieron en ubicar el problema de la inseguridad pública, delincuencia organizada y común en las condiciones económicas precarias de los jóvenes participantes en esas actividades, las cuales los hacen susceptibles de reclutamiento por las bandas criminales.
Los asesinados generalmente son jóvenes pobres, con baja escolaridad, sin empleo ni ingresos lícitos, sin oportunidades de estudiar y adictos a las drogas, mezcla apropiada para facilitar su ingreso al universo criminal enganchados por grupos delictivos, sostuvieron los ponentes.
El foro se efectuó en el marco de los actos conmemorativos de los 50 años de la creación del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), integrado por más de 500 entidades académicas de ciencias sociales en América Latina.
En este sentido, los especialistas insistieron se trata de jóvenes pobres y de baja escolaridad, desempleados y sin algún ingreso lícito, pero también adictos a las drogas, tanto las víctimas de esa violencia como los victimarios, justamente en la edad más productiva e idónea también para la formación académica y el empleo lícito.
Los ponentes destacaron igualmente que son jóvenes quienes integran el mayor porcentaje de los procesados o condenados en el sistema carcelario del país, lo cual debe examinarse para encontrar las causas del problema, pues esas circunstancias contribuyen al aumento de la inseguridad pública, de los índices delictivos, del consumo de drogas y de la violencia asesina que padecen el país y la población pacífica y trabajadora. (Continuará)