
Muy preocupante resulta la información de la Comisión Nacional de Hidrocarburos sobre las reservas probadas de crudo: 6 mil 500 millones de barriles. Ese volumen no alcanzaría para cubrir la demanda más que para menos de 9 años, suponiendo que la actividad económica no crezca, porque si adquiriera mayor dinamismo, como se necesita y desea, el recurso natural no renovable se acabaría antes.
Eso prueba el fracaso de la política petrolera de los gobiernos neoliberales implantados por Miguel de la Madrid Hurtado y acentuados en estos seis años en que mandó Luís Videgaray Caso, como el más influyente consejero en las decisiones trascedentes del presidente Enrique Peña Nieto.
Es tan complicada la situación económica y financiera del país, antes gran exportador de petróleo, que ahora si éste se encarece en el mercado internacional, sale perjudicado, porque importa gasolinas y otros derivados del petróleo que también elevan su precio.
Sale perdiendo porque gasta más dólares comprando esos productos, que los ganados por exportar el crudo, una situación delicada, especialmente para la soberanía energética de nuestro país, pero conveniente para las grandes empresas que dominan el mercado petrolero internacional y han sido las principales impulsoras de las reformas que les abrieron las puertas de par en par para dominar el mercado doméstico y apropiarse de las, antes, reservas nacionales.
Por si fuera poco, si los precios del combustible vendido como materia prima se caen, de todos modos México sale perdiendo, porque como quiera los productos refinados que importa son más caros y requieren más dólares que los que recibe por el petróleo que vende en el extranjero.
Finalmente, no existe una política nacional para el uso eficiente de los recursos petroleros, ni de los combustibles. Tampoco se incentiva, por ejemplo, modelos de transporte alejados del alto consumo de gasolinas y Diesel, ni de reemplazo de unidades de autotransporte público y privado con incentivos para desechar vehículos viejos ineficientes y contaminantes.
Evidenciamos, pues, el fracaso de la industria petrolera nacional, o el éxito de los intereses que por décadas han buscado su privatización, todo en perjuicio de los habitantes de esta nación.
*Buscapiés: el calendario oficial de la SEP prevé asueto el día de la Expropiación petrolera el próximo año, como si hubiera algo que festejar*