*El Saldo Histórico de la Deuda Pública Casi se Duplicó: Peligrarán las Finanzas Públicas.
El tercero y último debate de los candidatos presidenciales, a efectuarse mañana en Mérida, Yucatán, será interesante por los temas a examinar: economía, pobreza y desigualdad; educación, ciencia y tecnología; y desarrollo sustentable y cambio climático. Son cuestiones trascendentes, de impacto en la vida diaria de los mexicanos.
No obstante, el formato de estas confrontaciones de ideas, propuestas, visión del país y críticas al adversario, a pesar de ser mejor que el utilizado hace 6 años, resulta limitado y no permite ahondar en los problemas más graves del país, como debiera ser y desean los millones de mexicanos interesados en la elección presidencial.
Los aspirantes no disponen del tiempo suficiente para exponer con amplitud y profundidad su percepción de los problemas, y presentar al menos en forma sintetizada sus planes, programas y acciones para resolverlos. Por eso los mexicanos seguimos ignorando esas soluciones expuestas para otros temas en los dos primeros debates, porque prácticamente sólo enunciaron lo que piensan hacer si ganan el cargo.
Hay problemas que necesitarían un debate específico, y posiblemente ni así serían examinados a cabalidad, por su enorme dimensión, como sería el caso de uno desconocido y, por lo tanto, no percibido en su gravedad por la población: el de la abultada deuda pública del gobierno federal, denominada en el lenguaje tecnócrata “Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público” (SHRFSP).
En un análisis de Gabriel L. Villalta al contenido de diversos documentos oficiales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), donde fue titular el candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade Kuribreña, sobre el tema del pasivo federal y publicado como nota principal de portada en este número de “El Espectador”, expone un escenario preocupante para los mexicanos:
En lo que va del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto la deuda pública directa del gobierno federal y de las antes empresas públicas descentralizadas, ahora denominadas “productivas del Estado” y de la banca de desarrollo alcanza los casi 10 billones 60 mil millones de pesos; es decir, más de 4.7 billones de pesos que la encontrada por el actual jefe de la nación en diciembre de 2012.
Sobre los 5 billones 353 mil millones de pesos, en números redondos, dejados como pasivo por Felipe Calderón, la deuda contratada en este sexenio del mexiquense representa un aumento del 90 por ciento. Se trata de un porcentaje adicional excesivo sobre el acumulado histórico del débito. Y tiende a crecer.
Como posiblemente estos datos no pudimos ofrecerlos en forma sencilla a nuestros lectores, para dimensionar la gravedad de la situación y no aburrirlos con tantos números, trataremos de ilustrar el tema con el monto del pago de intereses de la deuda pública representó 533 mil millones de pesos el año pasado.
Esa suma representa el presupuesto total del Estado de México de dos años, y es superior al gasto de inversión federal de 2017, ejercido en todo el territorio nacional y que generó empleos, construyó obras públicas y de infraestructura para servicios públicos y fomentar el desarrollo económico, el cual fue de 519 mil millones de pesos, también en cifras redondas.
La deuda pública no preocupa a los mexicanos porque desconoce su monto y el impacto negativo que tiene en sus condiciones de bienestar, pero debe debatirse en las campañas.