Elección Presidencial: Urge Generosidad de Todos; Desplazados del Poder Priísta del Edomex
(Parte 14)
No se necesita haber sido brillante alumno de Bobbio o Sartori para entender que gane quien gane la presidencia de la República encontrará en diciembre un país con numerosos y graves problemas. Algunos de vieja data, pero agravados en forma riesgosa en los últimos 36 años: pobreza, inseguridad pública, deuda pública, ineficacia, poco dinamismo económico, ineficacia y corrupción institucional e impunidad.
De la misma forma, basta el sentido común para convencerse de la urgencia de un gigantesco esfuerzo social, comenzando por el del segmento más favorecido, coordinado con el de eficaces y honestas autoridades de los tres ámbitos de competencia, con vocación de servicio y ocupadas de verdad en resolver los problemas de sus gobernados, como precondición para intentar con posibilidades de éxito sacar adelante a la nación.
Para generar esta disposición se requiere generosidad de todos, comenzando por los protagonistas de la lucha por el poder, para aprovechar y llevar a la práctica las mejores y más viables propuestas del triunfador, pero también las de los otros adversarios, pues todos aportan desde ahora algo útil en este aspecto. Sería socialmente inconveniente descalificar e ignorar las iniciativas ajenas positivas, sólo porque sus autores perdieron en las urnas.
No hay antecedentes de inteligencia y madurez en estos temas, pero las condiciones difíciles del país exigen esa generosidad y el abandono de la soberbia y autosuficiencia. Ni un solo hombre, ni un solo partido, ni una coalición de partidos, ni todos los partidos juntos, sin la participación de la sociedad, podrán resolver los problemas nacionales, los cuales son más y más graves de cuanto creemos.
En el tema de la elección presidencial es previsible el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, como lo indican todas las encuestas, y la derrota principalmente de José Antonio Meade, porque él representa en el partido en el poder, mientras Ricardo Anaya, no debemos olvidarlo, es opositor, como el tabasqueño y posiblemente seguirá en esa condición.
De cumplirse el pronóstico general, la clase política priísta mexiquense habría tenido una efímera estancia en Los Pinos, después de más de 50 años de luchar por obtener una candidatura presidencial. En estricto rigor, el grupo priísta del Estado de México pudo obtener la presidencia de la República para uno de los suyos, pero nunca ejerció el poder.
Fue bueno para reconquistar el Poder Ejecutivo Federal, pero en ese proceso fue ingenuo y permitió ser instrumento para establecer la hegemonía del grupo neoliberal tanto en el gobierno como en el PRI. Esta corriente no tenía posibilidades de ganarle al PAN, pero supo aprovechar a sus correligionarios mexiquenses para ese fin.
Una vez en la presidencia de la República el presidente Enrique Peña Nieto fue despojado de los principales espacios de poder y aislado de la clase política estatal, cuyos integrantes fueron desplazados de su gabinete. Otros mal gobernaron, pero el descrédito fue para los priístas mexiquenses, que no ha sido neoliberal, sino nacionalista, y con todos los defectos que pueden señalárseles, aquí es eficaz, hace obras públicas y le interesa resolver los problemas de la población.(Continuará)