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Terminan las Campañas Sin Tocar los Grandes Problemas Nacionales

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*Ni en campañas ni en debates los candidatos hablaron de Deuda, Pensiones o Desaparecidos.

Pasado mañana terminarán las campañas de los candidatos a la presidencia de la República. Como era de esperarse, aprovecharán hasta el último minuto del plazo fijado por la ley para buscar el voto, pero bien poco podrán hacer ya por analizar los grandes problemas nacionales y sus soluciones. Tampoco podrán ya subsanar la inexplicable omisión en el debate de tres descomunales desafíos para el próximo gobierno y el país:
La deuda pública, cuyo pago de intereses consumirá este año 660 mil millones de pesos, monto presupuestal superior al destinado a todas las obras públicas federales de este ejercicio fiscal para educación, salud, obras de infraestructura para el desarrollo y compra y arrendamiento de inmuebles para oficinas administrativas en todo el territorio nacional.
El explosivo tema de las pensiones, privatizadas por Ernesto Zedillo Ponce de León, que condenarán millones y millones de mexicanos que comenzaron a trabajar a partir de julio de 1997 a jubilarse con un ingresos equivalentes a entre el 25 y el 28 por ciento de su último salario, según lo reconoce la propia Comisión Nacional del Sistema del Ahorro para el Retiro (CONSAR).
No es menor el tercero de estos problemas no examinados a fondo, ni siquiera mencionado por los candidatos presidenciales: el de los 37 mil mexicanos desaparecidos, los cuales ni siquiera son buscados, por lo cual no podrán ser encontrados vivos ni muertos. Son 37 mil núcleos familiares angustiados, más los familiares cercanos y lejanos, amigos y compañeros de trabajo o estudios, pero a los candidatos no les mereció atención.
Este problema es grave en sí, pero lo es mucho más porque revela la falla del Estado en su principal obligación constitucional: la de garantizar seguridad la vida de los gobernados. En realidad este deber es la justificación histórica de la aparición del Estado moderno, como lo sostenía Max Weber.
En las campañas de los candidatos presidenciales se habló de la inseguridad pública, la pobreza, el escaso crecimiento económico, la situación de los servicios educativos y de salud, la corrupción e impunidad, pero tampoco se debatieron a profundidad. Se comprometieron a solucionarlos, pero no detallaron cómo, ni de dónde obtendrán los recursos y el tiempo que les llevará lograrlo.
No obstante, en los casos de la deuda pública, las pensiones y los desaparecidos, los candidatos presidenciales se comportaron como si no conocieran la situación. Ese olvido podría entenderse en el caso de José Antonio Meade Kuriebreña, apoyado por el PRI, PVEM y NA, porque él estuvo involucrado en la gestación de los dos primeros problemas que afectan a millones y millones de familias mexicana, y no le convenía hablar.
Sus adversarios, Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés y Jaime Rodríguez Calderón, “el Bronco”, ignoraron estos tres problemas, cuando en los casos de la deuda pública del gobierno federal y de las pensiones se trata de factores que pondrán en riesgo la viabilidad presupuestal y financiera del gobierno. Los protagonistas de esta lucha pudieron buscar el voto, inclusive atacarse y al mismo tiempo debatir los tres problemas que no tocaron, como si no existieran y cuya dimensión ignora el pueblo.

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