Coordenadas Políticas – Macario Lozano – Elección Presidencial

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Sería negativo ilusionarse con una inmediata y mágica solución a los problemas nacionales.

(Parte 15)

El próximo lunes amaneceremos con un presidente de la República electo para el período primero de diciembre de este año al 30 de noviembre de 2024. Desde hace un tiempo se percibe en la sociedad urgencia por el fin del sexenio del político mexiquense Enrique Peña Nieto, por sus malos resultados. Y es notorio el alto porcentaje de los deseosos de un cambio, no sólo de partido en el poder, sino de régimen y modelo económico.

Desde la medianoche del domingo probablemente ya conozcamos el resultado preliminar de la elección presidencial, la cual interesa mucho a un elevado porcentaje de la población y a 89 millones 120 mil votantes. Por ello se espera una alta concurrencia a las urnas.

La elección tendrá importancia estratégica para el futuro del país. Y gane quien gane, una de las tareas prioritarias e inaplazables debe ser trabajar arduamente para al menos frenar la tendencia al agravamiento de los problemas más sentidos de la comunidad nacional, como es el de la pobreza, padecida por más 54 millones de personas asentadas en las zonas rurales y urbanas marginadas.

En la relación de prioridades está la inseguridad pública, el abatimiento de la corrupción, el terminar con la impunidad de los corruptos, castigar a los delincuentes y restablecer el estado de bienestar, abandonado desde 1982, y que ahora desde el poder público se considera negativo, como si un crecimiento económico del 6 por ciento al año, una baja inflación y posibilidades de ascenso económico y social familiar y personal, y alto índice de seguridad pública hubiera sido malo.

En este panorama nacional, un alto porcentaje de los integrantes de la porción mayoritaria de la sociedad; sobre todo, la de bajos o nulos ingresos, piensa votar por Andrés Manuel López Obrador, un personaje que constituye un fenómeno político, social y electoral sin precedente en al menos los últimos 75 años.

Se ve extremadamente difícil que pierda el domingo, pero si gana llegará al cargo con la pesada carga de la confianza y esperanza de la mayoría de los mexicanos de que resolverá todos los problemas nacionales en un corto tiempo, como si dispusiera de una varita mágica, como dice el lugar común.

Lo ciertos es que los males económicos y sociales del país son muchos, descomunales, diversos y de compleja solución, que no se dará sin la unidad de los mexicanos, sin un gran y coordinado esfuerzo interinstitucional gobierno federal-autoridades del Estado y comunas, más la participación consciente, decidida y decisiva de todos los sectores de la sociedad. Gane quien gane la presidencia de la República el domingo, no hará milagros. Resolver los problemas llevará tiempo y requerirá las condiciones enumeradas, lo que debemos entender, para no desilusionarnos el próximo año.

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