Daniel Ortega, de Guerrillero de Izquierda a Represor Enriquecido

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*Mucho daño le hace a la causa de la izquierda en Latinoamérica

El 19 de julio próximo se cumplirán 39 años del triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) contra la dictadura de Anastasio Somoza. Fue un día de alegría para los nicaragüenses y para la juventud de Latinoamérica.

En las filas de los estudiantes universitarios mexicanos, principalmente de la UNAM había idolatría por los comandantes guerrilleros triunfantes Tomás Borges, el mexicano Víctor Tirado, Bayardo Arce, Moisés Hassan, Edén Pastora, el “comandante cero”, Carlos Wheelock, Henri Ruiz y los hermanos Daniel y Humberto Ortega.

La revolución sandinista despertó entusiasmo por la oportunidad abierta para la democracia, la libertad, el desarrollo económico con equidad, la independencia frente a Estados Unidos y la solidaridad latinoamericana.

(foto:wikipedia)

No obstante, en el ejercicio del gobierno los antiguos jefes guerrilleros se dividieron y debilitaron para al final convertirse en el primer grupo gobernante en América Latina llegado al poder por vía armada que lo entregó en una elección democrática, prueba del desencanto de la población por los malos resultados.

Por la misma vía institucional lo recuperó después Daniel Ortega, luchador contra la dictadura de Anastasio Somoza, quien traicionó la revolución, la desvió de su cauce y se convirtió en lo que antes combatió, en un mal servicio a la comunidad nicaragüense, pero bueno para la derecha continental que pone a su gobierno como ejemplo de la ineficacia y corrupción de quienes llegan al poder con una bandera y luego la abandonan y adoptan la contraria.

En América Latina por regla general los gobiernos ineficaces, represivos y corruptos son de derecha, por lo que el caso de Daniel Ortega llama la atención, es reprobable y condenable  por haber participado en una revolución para derrocar una dictadura sanguinaria, inepta y dependiente del gobierno de los Estados Unidos, como lo fue la de Somoza, y ahora el mandatario nicaragüense se comporta igual, incluso llega al extremo de elevar a la vicepresidencia a su esposa, Rosario Murillo.

No puede descartarse que en el movimiento popular en contra de Ortega, iniciado el 18 de abril por la intención de afectar al sistema de seguridad social y que generó más de 200 muertos participen intereses de la derecha, pero eso no desvanece el hecho de que el gobernante desea perpetuarse en el poder en contra de la voluntad de los gobernados, como lo hacen los dictadores de derecha.         

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