*Hacinamiento de casi 100% en área de mujeres en penal del Bordo de Xochiaca.
Además de los hombres y mujeres presas, están los niños menores de edad que viven con sus madres en los penales estatales, donde también hay hacinamiento, de acuerdo a un estudio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
El aumento de detenciones de mujeres acusadas de diversos delitos ha saturado los pocos espacios que había. En Cuautitlán donde están presas 86 sólo hay espacio para 50, en Tlalnepantla hay 182 cuando sólo debieran estar 123, en el Bordo de Xochiaca son 176 en 90 camas, en Chalco hay 144 en 100 espacios y en Texcoco están 76 cuando la capacidad es para 65. Sólo Almoloya de Juárez tiene 70 lugares vacantes y 325 reas.

Si se toma en cuenta toda la capacidad que tienen las prisiones mexiquenses es donde hay más lugares disponibles de todo el país, pero también la población más grande de féminas en reclusión, con 923 de las 5 mil 264 en toda la nación, es decir el 17.5 por ciento.
El informe de la Comisión destaca que no todas las entidades cuentan con centros femeniles, hay cárceles exclusivas para hombres y en esos casos las presas deben ser alejadas de su lugar de origen, hasta tener cerca una prisión, las cuales la CNDH considera tienen mejores condiciones que las de varones.
Sin embargo, en estos casos las mujeres viven con sus hijos. Ello ocurre en 15 casos en Almoloya de Juárez, tres en Tlalnepantla, así como en Bordo Xochiaca y Chalco, en Ecatepec son siete menores que duermen al lado de su madre hasta que puedan separarlos de ellas.
En total son 32 menores, casi la mitad de lo que ocurre en la Ciudad de México, donde están 70, y muy parecido a lo que ocurre en Veracruz, Tamaulipas y Nuevo León.
El comportamiento de esta cifra es muy variable. En 2013 eran 396 niños, en 2014 subir a 479, luego bajo a 452 hay en 2016 nuevamente volvió a subir a 618, pero el año pasado bajo drásticamente a sólo 444 casos.
Estos niños, al igual que las madres sufren los problemas de hacinamiento. Hay una iniciativa de ley para evitar que vivan en estos lugares, pero tampoco separarlas de sus madres, con sitios especiales y en mejores condiciones para su convivencia que está detenida, en espera de su aprobación.
La presencia de mujeres en las prisiones mexiquenses se ha incrementado en los últimos años, como consecuencia del mayor involucramiento de las mismas en actividades delictivas, inclusive en células de la delincuencia organizada.
Organizaciones no gubernamentales (ONGs) dedicadas a los derechos humanos sostienen que la participación de mujeres en actos criminales responde a la inducción o por ser obligadas por los hombres, especialmente por sus parejas sentimentales que forman parte de grupos de delincuentes, quienes al final las abandonan a su suerte, inclusive embarazadas.