
Por muchas razones las elecciones de ayuntamientos de Apaseo el Alto, Guanajuato; y de Amacuzac, Morelos, revisten mucha importancia.
En el primer caso los electores le dieron el triunfo a Remedios Aguirre Sánchez, ejecutado el 11 de mayo en plena campaña electoral por la alcaldía, postulado por MORENA. En su lugar fue postulada su esposa, Maricarmen Ortiz, quien resultó electa con casi el 54 por ciento de la votación.
El proceso de sustitución del abanderado y la cercanía de su muerte con la jornada de votación no dio tiempo para poner en las boletas el nombre de la candidata, por lo que apareció el del candidato asesinado. De esta forma desde la tumba ganó la presidencia municipal. Su asesinato ocurrió en el escenario de alta inseguridad e inseguridad de ese estado, que incluye la muerte de políticos, funcionarios y policías, en una lucha de bandas criminales por las plazas.
En Amacuzac, el candidato triunfador con el 57 por ciento, Alfonso Miranda Gallegos, fue el postulado por el PT, pero desde el 7 de mayo está preso, acusado de delitos graves. Es tío de un jefe de la delincuencia organizada en el sur de Morelos, pero él insiste en que es inocente y su captura tiene fondo político. De cualquier manera, estando en prisión es alcalde electo. Ya había ocupado el cargo.
Se trata de dos casos sin precedentes que se recuerden. Un político muerto electo, cuyo triunfo le será reconocido a su viuda; y un presunto delincuente recluido en una cárcel, con el triunfo en la bolsa.