1-Sostener que el PRI perdió por la corrupción, impunidad e ineficacia de sus gobiernos y el abandono de sus principios originales no es irresponsable, como tampoco lo es señalar que en esas cuatro condiciones está la explicación a la inseguridad pública, a la pobreza, a los daños ambientales. Ya uno de sus cuadros experimentados, el exgobernador y actual senador por Chihuahua, Patricio Martínez, atribuyó el desastre electoral a esas circunstancias y todavía agregó algo que los priistas encumbrados no se atreven a decir: tuvieron un candidato ajeno, a un líder en la primera mitad de la campaña que no tenía trabajo partidista y en realidad no era propiamente militante, además de que Meade nombró como vocero a un senador panista.
2-El problema de MORENA es que si bien llegó a sus filas gente valiosa, interesadas en transformar en sentido positivo al país, también arrobaron personajes con los vicios como los de los peores priistas, como es el caso de Robles, senador electo por Oaxaca, quien impuso a familiares cercanos, que viven en su casa, como candidatos a diversos cargos de elección popular. Y ganaron por el arrastre popular de López Obrador.
