Duro paquete tendrán Octavio Rivera, como director general de Pemex y Manuel Bartlett Díaz, como director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Deberán recuperar la producción petrolera y aumentar la capacidad generadora de energía eléctrica. El problema es que ambas ahora llamadas empresas productivas del Estado fueron quebradas por la corrupción y el contratismo.

Inmensas fortunas se han amasado con el saqueo de las dos compañías, incluso dejando ociosas instalaciones y trabajadores para encargarles los trabajos a empresas particulares de amigos de los poderosos. Lo peor es que todos los contratos son con sobreprecios.
Los dos próximos colaboradores de Andrés Manuel López Obrador tienen retos descomunales y el de erradicar la corrupción no es menor. La impunidad ha caracterizado a los funcionarios corruptos y sus contrapartes de la iniciativa privada. Otro grave problema es la baja productividad y el derroche, las deudas y opacidad. La CFE encarga a particulares hasta la toma de lectura de los medidores.