1-Las elecciones municipales y legislativas locales, en las que alcaldes y miembros de sus ayuntamientos buscan reelegirse y pierden, se convierten desde el punto de vista moral y ético en una revocación de mandato. No obstante, no tienen consecuencias legales. Debería legislarse para que alcaldes y diputados que pierden en elecciones cuando intentan ganar la continuidad en los cargos, automáticamente queden inhabilitados para volver a ellos, pues si hay reelección debe haber revocación de mandato.
Además, la mayoría de alcaldes rechazados en las urnas y que no pudieron reelegirse, retornaron a sus puestos con mucho rencor y resentimiento,y ya nada hacen para resolver los problemas de sus gobernados, a quienes no quieren porque votaron en contra. Es decir, lejos de mejorar sus desempeño aunque sea los últimos meses que le quedan en el cargo, abandonan de facto sus responsabilidades.
2-En el círculo cercano a Andrés Manuel López Obrador hay división respecto de la posición de Gerardo Fernández Noroña. Todos coinciden en que el personaje le causó mucho daño a la imagen del tabasqueño durante las dos primeras campañas presidenciales, por lo cual fue excluido de la tercera. Unos dicen se trata de un enfermo de radicalismo, pero otros aseveran que sirve a intereses antipopulares y su misión consiste en debilitar al próximo gobierno.
Es decir, sería una especie de “La Barbie”, el lugarteniente de capos quien, según sus defensores ahora que está preso en Estados Unidos, colaboraba con la DEA desde esos grupos criminales, para destruirlos desde adentro, lo cual ocurrió. Así Fernández Noroña estaría al servicio de los enemigos de las causas populares.
En la exitosa campaña electoral de AMLO, Fernández Noroña hizo un escándalo en Nueva York, fue a Venezuela para expresar su apoyo a la revolución bolivariana, justo cuando estaba en su apogeo en México una campaña para vincular a López Obrador con Nicolás Maduro. Después fue a Cuba con su discurso radical, y como no queriendo dejaba la impresión de que era enviado de López Obrador, cuando ya no es cercano al tabasqueño.
