*Las refinerías trabajan al 40% de su capacidad, y se importa el 75% del consumo.
El fracaso de la política petrolera fue provocado deliberadamente para privatizar las reservas de petróleo, y en ese afán los neoliberales en el gobierno desde 1982 inclusive propiciaron la dependencia del país respecto de Estados Unidos en materia de gasolinas, de acuerdo con estudios que sirvieron de base para el diagnóstico de la industria, con el fin de resolver el problema en el próximo gobierno.
Por su parte, el viejo dirigente sindical de la industria nuclear y especialista en el tema del petróleo, Antonio Gershenson, criticó que las refinerías mexicanas trabajen al 40 por ciento, mientras las importaciones de gasolinas, principalmente de Estados Unidos, están creciendo en forma acelerada.

En el primer trimestre de 2017 se importó el 59 por ciento del combustible para atender el consumo nacional, y para abril de este 2018 ya andaba por el 75 por ciento, precisamente, porque no se refina el crudo: se exporta y después se compra caro el producto refinado, en una política absurda.
El exlíder del Sindicato de los Trabajadores del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) sostiene que la caída del volumen de refinación de gasolina no es casual, sino deliberado para agravar los problemas de egresos de PEMEX y seguir entregando el petróleo a empresas particulares nacionales y extranjeras.
Además, sostiene, “sólo con mucha ingenuidad podría pensarse que no hay corrupción en la compra de gasolina en el extranjero y que los funcionarios no cobran comisiones por el combustible que satisface el 75 por ciento del consumo interno”.
Rocío Nahle García, quien será secretaria de Energía, coincidió con las opiniones del experto en que el precio de la gasolina es alto porque se importa y su cotización es en dólares caros, además de influir también la ley de la oferta y la demanda.
Por ello se buscará elevar la capacidad de refinación, con la rehabilitación de las 6 refinerías y la construcción de otras dos, lo cual permitirá reducir el déficit, elevar la oferta y, consecuentemente, disminuir precios y los fondos erogados en su importación.
De acuerdo con estadística del Sistema de Información Energética (SIE), los volúmenes de refinación cayeron casi 50 por ciento entre enero de 2013 y mayo de este año, al pasar de 437 mil barriles diarios a 220 mil.
El declive en la refinación de gasolina fue constante a partir del primer año citado, pues en 2016 bajó a 325 mil barriles diarios; a 325 mil en 2017 y a los 220 mil al finalizar el primer cuatrimestre de 2018.
Mientras tanto, las seis refinerías están trabajando al 40 por ciento de su capacidad, porque están abandonadas, no les han dado mantenimiento preventivo ni correctivo oportuno y eficaz, en una absurda política pública perjudicial para los intereses del país.
Antonio Gershenson, uno de los protagonistas centrales, junto con Rafael Galván, de aquel gigantesco movimiento obrero de los años setenta, conocido como “insurgencia sindical”, comentó que no es tan costoso, ni necesita tanto tiempo para construir una refinería, como lo sostienen desde el gobierno federal, y resulta mucho más económico y requiere menos tiempo rehabilitar refinerías para elevar su producción y reducir costos.
Al respecto de la importación de combustibles, está se ha disparado desde que las autoridades autorizaran a particulares participar en ese negocio, algo muy sospechoso pues existe la posibilidad de que personajes públicos y autoridades del sector sean accionistas en esas empresas importadoras de combustible.