
No sólo debe investigarse por qué el ISSEMYM está en riesgo de la quiebra, después de que en 2013 sus ingresos por concepto de cuotas de los servidores públicos se incrementaron 50 por ciento, más el aumento derivado de las alzas salariales anuales, que automáticamente se convierten en un aumento en los montos de esas aportaciones, sino también debe esclarecer el destino de los numerosos terrenos entregados al Instituto por ayuntamientos, órgano autónomos y organismos auxiliares, como forma de pago por cuotas atrasadas.
Se ignora cuántos son, cuál es su superficie, su valor comercial y, sobre todo, a nombre de quién fueron escriturados y en poder de quiénes están los que carecen de registro en el patrimonio inmobiliario.
Grupos de jubilados insisten en que muchos predios de alto valor fueron escriturados a nombre de altos funcionarios públicos estatales, además hubieron mandatarios estatales generosos con lo que no era de ellos: donaron predios del ISSEMYM a instituciones.
Cuentan que un director general del organismo quería escriturar a su nombre el enorme terreno que ahora es un parque público en la esquina de las avenidas Morelos y Vicente Guerrero en la capital mexiquense ¿Cuántos casos más habrá? ¿Cuántos sí lograron su propósito de escriturar a su nombre bienes públicos?