No es gratuito, que los autodenominados líderes de opinión estén tan inquietos y nerviositos: La razón es muy clara: una vez que les levantaron la canasta, respingaron ipsofacto, y es que no son menores las jugosas dietas que les eran entregadas y los regalos suntuosos por concepto de publicidad, y dejaran de aparecer en sus respectivas cuentas. Las comilonas en restaurantes de lujo serán más espaciadas y no pocos deberán traer de vuelta a sus vástagos que estudian en el extranjero. Dejaran de estrenar carro nuevo y se aplazará la mudanza a una nueva residencia. Curioso es que, a cada paso que da López Obrador de inmediato salta más de uno para exigirle cuentas, cuando aún no entra en funciones, lo cual nunca hicieron con los gobiernos del PAN y mucho menos con el Prigobierno que todavía está en funciones.
Lo que de nuevo no toman en cuenta quienes intentan impedir la llamada Cuarta Transformación de México es que López Obrador se crece, como nadie, ante el golpeteo mediático basado en calumnias y difamaciones. Por ahora lo que esta de moda, sobre todo entre aquellos columnistas y comentaristas de radio y TV que antes bajaban la cabeza frente al régimen, es profetizar el fracaso inminente de Andrés Manuel y su partido MORENA. Los intelectuales de raigambre arcaica, ven aproximarse el fin de sus privilegios, y se montan en el mismo tronco de estos pseudolideres de opinión y vaticinan que la esperanza en el nuevo gobierno se verá difuminada muy pronto.
En otro tenor, pese a su profusa e intensa ofensiva mediática montada en torno a la investigación y la multa impuesta por el INE a Morena fracaso. La confrontación, ciertamente, apenas comienza pero, por primera vez en décadas, la correlación de fuerzas no les es favorable a los poderosos ni a sus leguleyos. Estos críticos de la nueva ola, minimizan convenientemente, la catástrofe nacional que vivimos y de la que, tanto políticos como medios son cómplices y por lo tanto corresponsables. El México que, este 1º. de diciembre, tendrá el Presidente más votado de su historia, está, literalmente, hecho pedazos. López Obrador, recibirá a un país maltrecho que luego de décadas de ser saqueado y ensangrentado, se resiste a morir.
Quienes callaron cobardemente frente a los crímenes de estado. Quienes cerraron la boca y los ojos ante los más escandalosos actos de corrupción e impunidad. Quienes se cruzaron de brazos ante la injusticia y extendieron la mano para recibir las dádivas del régimen, hoy se dan baños de pureza y se dicen dispuestos a plantarse valientemente frente al poder. Los grupos de poder económico que se vieron beneficiados históricamente por los gobiernos del PRI y del PAN y los medios de comunicación que servían incondicionalmente y operaban como espejo del poder, no pudieron frenar a López Obrador en su carrera a la presidencia.
Ahora una vez superadas sus diferencias, intentarán juntos y a cualquier costo, hacer fracasar al nuevo gobierno con los pomposamente llamados contrapesos. Tristemente con los mismos argumentos de la guerra sucia circulando por los mismos canales repetidos hasta la saciedad por los mismos personajes. Esos que, creyéndose sus propias mentiras, no vieron venir la avalancha llamada MORENA, no supieron ver a esos 30 millones de votantes que arrasaron al régimen en las urnas. Caray, no aprendieron un carajo en la campaña.
Ahora no logran entender ni cómo ni por qué esos millones de mexicanos están dispuestos a sepultar a ese régimen tan nefasto por completo. A esa gente que hoy se siente liberada, alegre, y esperanzada no le importa las mismas mentiras repetidas profusamente por los mismos canales, mejor le cambia de estación o de canal, ahora, es inmune al miedo; pues se sabe respaldada y al mando. López Obrador, no les va a fallar, no les puede fallar.
Andrés Manuel ha modificado de manera sustancial su posición tradicional de vanguardia revolucionaria, la ha cambiado por una posición más conciliadora pero a la vez firme, la de un gobernante al que toca “encabezar” una transformación. Serán esos millones de personas que votaron por él quienes lo jalen; quienes lo obliguen a cumplir, a ir más a fondo, a extirpar de raíz la corrupción. No se trata de cumplir una promesa de campaña, se trata de seguir la instrucción recibida en las urnas por sus votantes. Deberá convertirse en el jefe de estado esperado, para eso ha luchado toda su vida y ya no le queda más remedio, debe convertirse en lo que es su sueño, ser como Morelos, un verdadero siervo de la nación.