Coordenadas Políticas – Macario Lozano – Claves para Relación AMLO-Gobernadores

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TRABAJO EFICAZ, HONESTO, TRANSPARENCIA Y BUENOS

RESULTADOS, CLAVE EN RELACIÓN GOBERNADORES-AMLO

(Segunda y última parte)

El próximo cambio de presidente de la República distará mucho de ser lo que fueron los de los años 2000 y 2012. No será un simple relevo de partido en el Poder Ejecutivo, sino una modificación del modelo económico: pondrá fin total o parcialmente el neoliberalismo, generador de pobreza y desigualdad, propiciador de corrupción, con efectos en la seguridad pública y en las condiciones indispensables para la convivencia armónica de los mexicanos.

La nueva correlación de fuerzas en el próximo Congreso de la Unión y en 19 legislaturas locales, con mayoría de MORENA, es un escenario institucional inédito. No será similar a los cogobiernos del PAN con el PRI de los últimos 18 años, y menos en el tema de la corrupción, sus complicidades y encubrimiento.

No otra cosa es la cuarta transformación anunciada y reiterada a la menor provocación o sin ella por el presidente de la República electo, Andrés Manuel López Obrador, el hombre de los más de 30 millones de votos en la última elección y más de 60 millones en sus tres participaciones como candidato al cargo.

Estas condiciones preocupan mucho a los gobernadores avasalladores de las instituciones estatales, incluidas las de autonomía constitucional, en esa especie de virreinatos en que los convirtió Vicente Fox Quesada, continuado por Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, como lo alertó “El Espectador” desde sus primeros números en 2005.

Los mandatarios estatales no sólo se acostumbraron a no rendir cuentas cabales, sino también a trabajar con escasa eficiencia, eficacia y honestidad, sin nadie que los sancionara, precisamente, por ese avasallamiento de las instituciones estatales y de la vida pública en todas sus manifestaciones, como si fueran monarcas de las entidades federativas.

Eso no existirá más, si el próximo presidente de la República cumple con sus compromisos adquiridos y anunciados; sobre todo, porque a diferencia de Vicente Fox Quesada, no ha hablado de cogobernar con algún partido adversario y sí, en cambio, insiste en transformar la concepción del ejercicio del poder y de gobernar, contraria a la corrupción e impunidad.

La nueva redistribución de los espacios de poder se resentirá con mayor fuerza en el Estado de México, por la pérdida del PRI de la mayoría en el Poder Legislativo Local. Tendrá la bancada menos numerosa desde que los partidos de oposición tienen presencia en se cuerpo colegiado, con apenas 12 curules, de los cuales solo una es de mayoría.

Sus aliados tampoco pudieron aportarle mucho ahora, porque Nueva Alianza y el Partido Encuentro Social no lograron ni una sola diputación, y el PVEM con muchas dificultades consiguió tres de representación proporcional, para de esta forma estar en condiciones de formar un bloque legislativo de no más de 15 votos, contra 46 de Morena. En el ámbito municipal, al perder Ecatepec el PRI dejará de gobernar una población equivalente a la total de los 60 municipios de menor peso demográfico. Y fue derrotado en más de cien, incluyendo los emblemáticos Atlacomulco e Ixtapan de la Sal, éste último tierra adoptiva de Peña Nieto.

Ante este panorama, la clave o fórmula para que el gobernador Alfredo del Mazo Maza establezca una relación interinstitucional armónica (y provechosa para los mexiquenses) con el gobierno federal será el trabajo, la eficacia, la honestidad, la transparencia y los buenos resultados, nada difícil de lograr, porque para eso está.   

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