1-Los cuadros nacionales de MORENA que son generosos o ingenuos califican a Gerardo Fernández Noroña de “radical bilioso”, pero otros más lo consideran agente de los adversarios políticos e ideológicos de Andrés Manuel López Obrador, cuyo papel consistiría en seguir generándole mala imagen, como lo ha hecho contra la izquierda durante muchos años.
Su intervención en la apertura de los trabajos del primer período ordinario del Congreso de la Unión y su escándalo en las puertas de Palacio Nacional, donde llamó públicamente, ante los medios informativo, traidores y ojetes a Porfirio Muñoz Ledo y a Martín Batres no responden a un comportamiento de un simple “radical bilioso”.
Llama traidores a dos cuadros valiosos de MORENA, directivos de ambas cámaras del Congreso de la Unión, por acudir a escuchar el mensaje del presidente Enrique Peña Nieto, pero él trabaja para una plataforma digital de Televisa.
Ya en el Estado de México Fernández Noroña impidió el crecimiento del PRD, partido al cual dividió. Dicen quienes saben que una y hasta dos veces algo puede ser causal, pero ya tres veces, se trata de un padrón de conducta. Más temprano que tarde, volverá a sus andadas, gozando de fuero y un halo de impunidad evidente.
2-Las maniobras para generar condiciones políticas complicadas al nuevo gobierno federal son cada día más notables. No sólo es ‘Noroña’, sino también están las actuaciones violentas de los porros que agreden a estudiantes de la UNAM. El propio recto Enrique Graue denunció que estos grupos violentos, gansteriles, son financiados y sirven a intereses políticos externos, para desestabilizar a la institución.
Se busca esa desestabilización, pero para ocasionar un problema político mayor al próximo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Por eso debe esclarecerse la situación, para descubrir a quienes costean las operaciones de los grupos porriles y castigarlos.
Los ataques a estudiantes de la UNAM en Ciudad Universitaria no son simples ocurrencias de alumnos, sino de grupos de choque preparados para escalar a conflictos mayores. Por cierto, una de esas organizaciones de porros tiene su sede en el Estado de México.
