AMLO DEBE CONOCER AL INDAUTOR
En su propósito de hacer un gobierno eficaz, honesto y cordial, mucho bien le haría al presidente de la República electo, Andrés Manuel López Obrador, hablar con el personal del Instituto Nacional de Derecho de Autor (INDAUTOR), porque esa entidad pública es un ejemplo de todo ello. Es sorprendente su extraordinario funcionamiento, como si se tratara de una isla en una administración pública federal caracterizada por la ineptitud y la corrupción, vicios ausentes en el Instituto, como lo reconocen todos quienes realizan trámite en sus diversas áreas.
El personal es eficaz, honesto, amable y desarrolla sus actividades con alegría y disposición a orientar y a facilitarle al público el desahogo de sus asuntos. Si AMLO lograra que así funcionara su gobierno el país ganaría mucho.
El personal prueba que el cumplimiento estricto de la ley no está reñido con el buen trato, la amabilidad, la paciencia y buena orientación. Hace unos 4 años “El Espectador” perdió el derecho de autor, porque a sus directivos se les olvidó gestionar la renovación en el tiempo previsto por la ley. Lo hizo dos días después. Pudo recuperar en pocas semanas el derecho a usar el cabezal, pero el trato del personal del Indautor fue de primer mundo.
EL EMBATE MEDIÁTICO CONTRA AMLO
Con el menor pretexto columnistas que ven amenazados sus ingresos ilegítimos provenientes del poder público critican al equipo del presidente de la República electo, Andrés Manuel López Obrador. La semana pasada uno de esos periodistas narró que en un restaurante de la Ciudad de México el coordinador de los senadores de MORENA, Ricardo Monreal Ávila y el exsecretario del Trabajo y la Previsión Social y de Educación Pública, ahora diputado federal electo, Porfirio Muñoz Ledo, consumían carísimas bebidas alcohólicas.
Independientemente de si ocurrió o no el convivio, quien le ordenó escribir sobre el mismo o le redactó el texto (así se acostumbra en este tipo de periodismo) lo engañó y lo hizo aparecer como ignorante en materia de bebidas. Narró que los dos perredistas estaban tomando un vino tinto muy caro, de la marca “Macallan” reserva 12 años. Lo cierto es que no hay vino con esa denominación. El reseñado es un whisky, no vino tinto. Y es caro para nosotros. Cuesta en las vineterías mil pesos la botella, cuando muchos políticos y funcionario piden en los restaurantes vino tinto cuya botella en los expendios tiene un precio equivalente a mil dólares. En este caso se trató de atacar a la gente de AMLO.