Tras la difusión de los ‘logros’ del sexenio, da la impresión de que l presidente Enrique Peña Nieto perdió el sentido de la realidad y por lo visto está solo en los últimos meses de su sexenio, porque de otra manera sus gente de confianza le hubiera aconsejado no sostener esa profusa campaña mediática para pintar un país al que le tendrían envidia Suiza, Dinamarca o Finlandia. Lo que presenta como logros relevantes, históricos y la situación económica y social expuesta es radicalmente distinta de la que viven y padecen tres cuartas partes de los mexicanos, lo cual prueba su divorcio de los problemas de los mexicanos.
Hay muchos mexicanos que la consideraron un agravio más del gobierno a sus condiciones anímicas derivadas de sus angustiantes problemas económicos y el miedo en que viven por la inseguridad pública, pero nadie de sus colaboradores le advirtió que eso iba a resultar contraproducente, ni que su excesiva presencia en las pantallas de los canales de televisión ocasionaría hartazgo y animadversión. Lo dejaron solo.
Ahora se sabe, además, que el servicio de la deuda pública exigirá en el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador más de 800 mil millones de pesos, cuando el presupuesto general será insuficiente para atender y abatir los rezagos sociales. Y aun así, el presidente Enrique Peña Nieto sostiene que el monto del pasivo, superior a los 10 millones de pesos, es un logro de su administración.
Como secretario de Hacienda Luís Videgaray Caso endeudó al país con 4 billones 200 mil millones de pesos; y José Antonio Meade, con 500 mil millones, para sumar hasta mayo (más lo que se acumule hasta el 30 de noviembre) 4 billones 700 millones de pesos, sin que se conozca dónde quedó ese dinero del endeudamiento. De eso, que sí importa, nada se informó en la onerosa campaña que todos sufrimos, especialmente en radio y televisión.