*Ex perredistas atribuyen a tribus el desastre del PRD y la salida de cuadros valiosos.
Con la más escuálida bancada de su historia en el Estado, el PRD, la organización política de izquierda a punto de ganar en 2006 la presidencia de la República y con 31 millones de votos en las dos últimas elecciones presidenciales, quedó convertido en uno de los dos grupos legislativos más pequeños en la 60 Legislatura Local.
Con sólo dos diputados locales, ambos de representación proporcional, el perredismo sólo pudo lograr ese número mínimo para formar una fracción parlamentaria, indispensable para formar parte de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO).
Ex perredistas, ahora en MORENA o sin militancia partidista, atribuyen a la existencia de corrientes internas en el PRD la causa de su desastre electoral, expresada con una precaria votación en julio de este año, prueba del rechazo del electorado.
Esa desconfianza, según sus ex cuadros, es producto a su vez del extravío de los objetivos de lucha de ese partido y su conversión en arena para la disputa de cargos directivos, candidaturas de representación proporcional en lugares privilegiados de las listas, puestos de designación en donde ganan gobiernos; y la rentable interlocución con el poder público donde es oposición.
No obstante, la dirigencia estatal de ese partido no cree que esos grupos internos hayan conducido a la bancarrota a la organización, además de que están previstos en los estatutos.
De acuerdo con esas críticas de ex afiliados, en los últimos años los grupos, corrientes o tribus se olvidaron de trabajar para conquistar el poder y se limitaron exclusivamente a ganar posiciones internas a costa de otros grupos. “Festejaban como si triunfar en una votación interna sobre otros grupos hubiera sido una victoria relevante frente al partido en el poder. Se sentían felices”, comentó un ex dirigente del perredismo mexiquense.
Ese escenario asfixiante, sectario, miope, mezquino y convenenciero, especialmente de “Los Chuchos”, provocó la salida de los cuadros más valiosos, abundó el entrevistad, y enumeró los casos más significativos. Todos fundadores y ex líderes icónicos: Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador y Pablo Gómez.
Ante esto, Omar Ortega Álvarez, dirigente estatal y diputado local del PRD, desestimó el señalamiento de que las tribus hubieran ocasionado la debacle de su partido. “El PRD nación, con tribus. Así creció y ahora decayó”, comentó a “El Espectador”.
Defendió la existencia de esas corrientes, porque muestran la pluralidad y discusión interna. Dijo que las conocidas peyorativamente como tribus tienen existencia estatutaria, por lo que seguirán existiendo. “Para desaparecer del PRD tendría que aprobarlo en un Congreso Nacional, porque son autorizadas y tienen existencia estatutaria”, concluyó.