Jairo A. Tell
Estará usted de acuerdo conmigo amable lector, en que el poder es una enfermedad que solo al inútil pesca, y que son pocos, pero muy pocos aquellos personajes que saben ejercerlo con responsabilidad. Y es que no hay que ser un erudito, ni muy ducho en la materia para descubrir a cientos de personas que padecen esta enfermedad. Para ello, no tenemos más que encender el televisor y disponernos a ver y escuchar la gama interminable de casos en los que el uso y el abuso del poder son evidentes.
Exmandatarios, exgobernadores, exlegisladores, ex procuradores y un cumulo más de servidores públicos de medio pelo, están contemplados en ese apartado de las mieles del poder; no obstante, no son los únicos, pues más de un tinterillo de cuarta, incrustado en las filas de la procuración de justicia, se siente con el supremo poder de amedrentar y revictimizar a las víctimas de algún delito, para que desistan de su denuncia, coludidos en muchas ocasiones con el crimen organizando. Vamos hasta en las instituciones de educación, directivos y supervisores adolecen del mismo mal.
No cumplen con sus obligaciones, pero cuando se sienten señalados arremeten sin piedad contra el personal a su cargo; los enterados del caso, no se explican cómo es que muchos de ellos llegan al cargo sin tener la preparación ni las credenciales suficientes, pero eso sí, se coluden con las asociaciones de padres de familia que en no pocas ocasiones son verdaderas mafias que les permiten enriquecerse de manera ilícita a costa de las cuotas “voluntarias” de los padres de familia. Alguien incrustado en las filas del magisterio comento: “Sin ánimo de ofender, desde que el directivo de la institución para la que trabajo llego, ha cambiado no menos de tres veces de automóvil, esto no sería sorpresa, si se tratara de “carcachas”, pero se trata de vehículos nuevos cuyo valor no se cubre fácilmente con el sueldo del personaje en cuestión”.
Pero eso no es todo, prefiere andar en el arguende político y descuida lo sustancial que es la educación. Regresando al tema principal, que le parece a usted la gama interminable de tropelías realizadas por el exgobernador de Veracruz y todavía peor, que materialmente se le exonere con la ridícula pena que se le impuso. ¿No es para sorprenderse con el abuso manifiesto del poder? Pero se nos olvida, o “alguien” desea que se nos olvide el triste episodio de cuando el Estado de México fue gobernado por Arturo Montiel, Enrique Peña, o Eruviel Ávila, durante estos periodos, proliferaron los desarrollos residenciales, desaparecieron misteriosamente las cuotas retenidas a los trabajadores por parte del ISSEMYM y del ISSSTE; y aparecieron propiedades a su nombre de los exgobernadores o de sus prestanombres en Francia, Acapulco y otros lugares turísticos. Pareciera que los tiempos del abuso nos vuelven a alcanzar, y que los personajes que lo practican, siempre tendrán como respaldo a la expresión política que representan. Los del PRIAN se están reagrupando para continuar con el saqueo. Curiosamente la historia debe permitirnos no cometer errores del pasado; pero por lo visto seguimos sin poder romper con ese círculo vicioso.
Es precisamente ahora cuando el pueblo se pregunta y no precisamente en sentido jocoso “quien podrá defendernos”, si quien cuenta con todas las herramientas legales y todo el poder del estado, no ha podido contener al enorme monstruo creado desde administraciones anteriores, pero fortalecido sobre todo durante los gobiernos panistas, que por inexperiencia o por incapacidad no pudieron frenar a la delincuencia organizada. Es más, hasta hicieron uso faccioso del poder como ha quedado demostrado.
Desgraciadamente para el pueblo cada vez está más lejana la posibilidad de tener tranquilidad, toda vez que ese enorme monstruo llamado poder, compra, corrompe y pervierte a toda la estructura política, social, económica y cultural del país. Es por ello que aun cuando los reclamos cada vez más frecuentes de la población sean todo lo silencioso y pacífico, intrínsecamente lleva un “Ya basta” ante todo clase de abusos por parte de la autoridad, que coludida con los delincuentes amenaza significativamente la tranquilidad de la población civil. La pelota está en territorio de MORENA, a ver cómo nos va.