1-La embestida de las cúpulas de la iniciativa contra el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, recuerda aquella conspiración de los empresarios de Monterrey contra Luís Echeverría. Entonces la irritación fue motivada por las expropiaciones de tierras; ahora, por la cancelación del proyecto del NAIM en Texcoco; la diferencia: en aquellos tiempos los más acaudalados no tenían medios informativos propios; ahora, sí, y los utilizan para defender sus intereses particulares.
En realidad deberías señalar se trata de sus privilegios otorgados por el gobierno desde hace 36 años, cuando iniciaron con la entrega de las empresas públicas, la condonación de impuestos, las concesiones en las actividades más rentables, como la minería, la explotación de bosques, el petróleo, concesiones para cadenas de radio y televisión, autopistas, cuyos títulos de concesión le son prorrogados 30 años, incluso aunque todavía no estén en servicio y las compras de bienes y servicios y contratos de obras públicas con sobreprecios.
2-La campaña de desgaste y debilitamiento sostenida por las cúpulas empresariales del país contra el próximo gobierno tiene el decidido apoyo y participación del capital financiero mundial y sus instrumentos de control y chantaje, especialmente sus calificadoras de deudas públicas y riesgo-país, que ejercen una especie de sicariato contra regímenes que no satisfacen sus afanes rapaces. Y en este caso ni siquiera esperaron a que Andrés Manuel López Obrador tomara posesión de su cargo para actuar. El comportamiento de los mercados de cambio y accionario es inducido con fines de sometimiento al próximo régimen.
