1-Ciro Gómez Leyva tomó como una derrota personal la cancelación del NAIM en Texcoco. Se le percibe dolido, porque comprobó que no es lo poderoso que se creía. Ningún otro periodista, ni siquiera quienes cobran millones de pesos a la presidencia de la República -según se ha difundido- sostuvieron una campaña tan virulenta contra la cancelación de esa construcción como él lo hizo en “Imagen Noticias”, propiedad de uno de los principales contratistas del proyecto, y en Telefórmula.
Defendió la causa de sus patrones, pero sin resultados positivos, porque el aeródromo se construirá en Santa Lucía. Sus empleadores, los Vázquez Raña no perderán, porque les respetarán los contratos, pero se evidenció que Gómez Leyva no tiene tanto poder como creía.
2-Gómez Leyva fracasará igualmente en su nueva campaña para obligar al nuevo gobierno a que “desinvite” al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la ceremonia en la cual Andrés Manuel López Obrador rendirá protesta como presidente de la República. Ciro es buen periodista, pero se tomó muy en serio esa vieja y errónea creencia de que el periodismo es el cuarto poder. Y tampoco se ha percatado de que López Obrador no es Peña Nieto.
Al último, mediante otra campaña en sus espacios periodísticos electrónicos, lo obligó a seguir la política de Donald Trump para América Latina y en especial contra el gobierno de Venezuela. Logró que Luís Videgaray se convirtiera en los hechos en subsecretario del Departamento de Estado de USA para latinoamérica, destrozando de esta forma el prestigio y respeto que México tenía en el Continente. Pero el periodista no hará que el nuevo gobierno le retire la invitación a Nicolás Maduro, como está empeñado.