“NO, JOVEN. SAQUE FOTOS Y CONSULTE A VECINOS Y LUEGO NOS MANDA UN OFICIO”
El automovilista le dice a la agente de tránsito de Toluca que en la Avenida los Maestros había un taller de reparación de motocicletas y que se había apoderado de un carril de la transitada vialidad.
Sólo dejaba libre el paso para un solo automotor, por lo cual se formaban embotellamientos; sobre todo, en las horas pico, en perjuicio de miles de conductores que transitan todos los días para ir al trabajo o a estudiar. Además, al ocupar también la banqueta obligaban a los peatones a bajar al arroyo, exponiéndose a ser atropellados.
La dama uniformada le contestó: “Eso no lo podemos hacer (hablaba en plural), joven. Nos meteríamos en problemas. Esa no es nuestra función. Nosotras nada más ordenamos la circulación”.
El ciudadano inconforme le hizo notar a la servidora pública que ordenar la circulación incluía retirar los obstáculos al tránsito vehicular, como se hace cuando alguien se estaciona en un lugar prohibido.
“Yo sé lo que le digo, joven. De veras no podemos hacer que retiren las motocicletas del arroyo, aunque lo intentáramos. No se puede y en cambio tendríamos problemas con nuestros superiores”, agregó la oficial.
Así siguieron un rato, cada quien en su posición. El automovilista sostenía que aplicar el Reglamento de Tránsito implica prohibir que particulares se apoderen de los carriles de las calles, y más cuando se trata de una vialidad de tránsito intenso.
“Mire joven. Le voy a dar una orientación. Vaya y sáquele fotografías a las motocicletas que obstruyen la circulación. Y luego le pregunta a los vecinos si están de acuerdo o no con que el taller de reparación de esos vehículos siga como ahora o que se le impida tener las motos en la calle”, le dijo.
Para mayor ilustración, la agente de tránsito le recomendó que presentara un escrito a los vecinos del taller; que debían firmarlo y entregar una copia de su credencial de electores, para verificar la firma.
“Si piden que retiren las motocicletas, usted nos escribe un oficio y lo entrega a tránsito, para que nosotras podamos proceder. De otra manera, no se puede”, concluyó la servidora pública municipal. El quejoso mejor se rió y dejó todo en paz.