*La caída de la BMV fue una demostración de lo que los intereses financieros están dispuestos a hacer cuando se les afecta.

La caída de la bolsa Mexicana de Valores y el encarecimiento del dólar frente al peso, con pérdidas para bancos e inversionistas, muestran la enorme capacidad del poder financiero para ocasionarles problemas a los países cuando ven amenazados sus intereses usureros.
Los bancos cobran intereses por crédito en tarjetas de hasta 85.0%, pero pagan a los ahorradores, en promedio, solo 5.0%. También cobran comisiones por numerosos conceptos que no aplican en los países donde tienen sus matrices. Una iniciativa para reducir y suprimir comisiones generó el problema.
La situación es grave por lo que denota: el capital financiero y sus socios en cada país no permiten ya decisiones soberanas de los gobiernos nacionales. Esa es una realidad que no puede desconocerse, y menos en estos tiempos de neoliberalismo, y será una de las grandes dificultades del próximo gobierno federal para cumplir su promesa de “lograr un desarrollo económico equitativo”. La ley aplicable a los bancos permite los abusos. Les da libertad absoluta para explotar a los ahorradores y deudores, y el gobierno saliente no tuvo interés de hacer cumplir ni siquiera esa laxa legislación.
El encarecimiento del crédito no solo explota a los clientes, sino constituye un obstáculo a la inversión productiva y el desarrollo nacional, porque hace incosteable crear empresas y generar empleos, como es es indispensable en estos tiempos de crisis y bajo crecimiento económico.
A los bancos no les importa el bienestar de los mexicanos, sino obtener grandes ganancias a costa de lo que sea. Y para defender sus privilegios son capaces de todo, como lo vimos ayer.