Obstáculos y Riesgos en la Ruta Hacia la Igualdad Social

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*La reacción de la cúpulas de la I.P ante los temas del NAIM y las comisiones bancarias, muy reveladora.

 

El poderoso e influyente liderazgo social, político y electoral de Andrés Manuel López Obrador le permitió superar una despiadada campaña mediática de 13 años en su contra, en la cual la calumnia, la invención de actos, conductas y posiciones autoritarias y la propensión a la violencia fueron utilizadas un día sí y otro, también.

La corrupción, ineptitud, abandono de principios partidistas, alejamiento y desatención a los problemas de los gobernados; la inseguridad pública, pobreza, entrega del país al capital doméstico e internacional, el cinismo de los funcionarios corruptos y su impunidad fueron asociados a la marca “PRI”, quien de esta forma se autodestruyó y contribuyó mucho al fortalecimiento de la figura del ahora presidente electo.

El antes invencible y casi partido único tuvo el resultado electoral más desastroso de su historia. Quedó en tercer lugar en la lucha por la presidencia de la República, muy lejos del segundo, además de perder todas las elecciones de gobernadores, 293 de 300 diputaciones federales y todas las senadurías, salvo las de Yucatán y la casi totalidad de las legislaturas de los estados en juego.

La combinación de esos factores enumerados y las condiciones de líder social nato de López Obrador, un hombre quien ha sido capaz de obtener más de 60 millones de votos en las tres elecciones presidenciales en las cuales fue candidato de la izquierda, explican lo ocurrido en las urnas el primero de julio de este año.

El resultado comicial fue más sobresaliente porque en esta ocasión lo que se conoce como izquierda se presentó dividida a la contienda. Como todos recordamos, el PRD y el Movimiento Ciudadano, antes apoyadores del tabasqueño, ahora estuvieron en contra y a favor de Ricardo Anaya. Y aun así, ni todos los candidatos y partidos juntos hubieran podido derrotarlo, porque sus votos rebasaron los 30 millones y se acercaron al 54 por ciento de la votación válida, en una elección altamente concurrida.    

De nada sirvieron los fondos públicos pagados a los grandes medios informativos y a los más conocidos periodistas en los 13 años de furibunda campaña para destruir políticamente a López Obrador. Se estiman en más de cien mil millones de pesos los gastados para ese fin durante los gobiernos de Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, pero fue dinero público perdido, porque al final de nada sirvieron.

Ganar la presidencia de la República resultó relativamente fácil al ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, pero ahora en su etapa de gobernante enfrentará numerosos y grandes retos, inclusive riesgos de fracasar, porque para cumplir sus propósitos de lograr un desarrollo económico con equidad inevitablemente deberá erradicar las condiciones que propician la desigualdad económica y social. Y los autores y beneficiarios de la desigualdad constituyen los reales factores de poder, y defenderán sus privilegios.

La reacción de las cúpulas empresariales, sus medios informativos y periodistas ante la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México y ante la iniciativa de ley para moderar la rapacidad de los bancos son un adelanto de ello. Ocasionaron la caída de la Bolsa Mexicana de Valores y encarecieron el dólar. Así procederán cada vez que sientan amenazados sus intereses ilegítimos, y a eso deberá enfrentarse el nuevo gobierno.

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