Iniciará el Sábado Gobierno de Alternancia Progresista

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HAY ENTUSIASMO POR LA OFRECIDA NUEVA FORMA

DE GOBERNAR Y REORIENTACIÓN DEL RUMBO NACIONAL

La ciudadanía, y específicamente los electores, deseaban la derrota del priísmo, después de 71 años en el poder. No obstante, no fue la mayoría. Fox Quesada triunfo con el 42.56 por ciento de la votación. Y aunque generó esperanza de un cambio, no alcanzó ni de lejos el nivel aspirado por los electores ese año. Al final decepcionó, por su limitada capacidad ejecutiva y sus magros resultados.

A pesar de ello, el exgobernador de Guanajuato logró heredarle el cargo a su correligionario: Felipe Calderón Hinojosa, quien triunfó con el 35.91 por ciento de los sufragios emitidos, en un proceso electoral con injerencia abierta de Fox Quesada en la campaña de desprestigio contra el abanderado de la Izquierda, Andrés Manuel López Obrador, en la cual participaron en formas entusiasta la casi totalidad de los grandes medios informativos y los periodistas empleados suyos. El ahora presidente electo logró el 35.29 por ciento de los votos depositados en las urnas.

El entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal fue desaforado y pudo ser encarcelado, con el argumento de haber violado un amparo, pero al final cuadros del PAN capitalino pagaron una fianza para evitar su reclusión en un penal. No por un afán justiciero, sino para no convertirlo en mártir, con un aumento de sus posibilidades de ganar la elección  presidencial del 2006.

Calderón hizo un mal gobierno, pero su peor error fue iniciar el combate a la delincuencia organizada sin un previo trabajo de inteligencia, para diseñar y ejecutar una estrategia a partir de ese conocimiento exacto de las fuerzas y alcance del enemigo. Su precipitación sumió al país en un derramamiento de sangre que se agravó en el actual sexenio, pero nadie esperaba gran cosa del michoacano. Por eso su partido perdió la presidencia.

Enrique Peña Nieto triunfó con el 38.20 por ciento de la votación, y comenzó su sexenio con mucha confianza de la población, pero especialmente de los grandes capitales extranjeros y doméstico. Los resultados de su gestión los conocemos todos y la reprobación ocurrió en los sitios de votación. López Obrador obtuvo cerca del 54 por ciento de la votación válida, para superar el umbral del 50 por ciento, lo cual no había ocurrido en los últimos 36 años.

A diferencia de Fox Quesada, Calderón Hinojosa y Peña Nieto, la población puso en el tabasqueño la confianza de que resolverá los descomunales problemas nacionales: pobreza y pobreza extrema, inseguridad pública, desigualdad, falta de cohesión social y el mediocre desempeño de la economía en 36 años, distribución inequitativa de los beneficios del desarrollo nacional y el fin de un modelo económico depredador de las condiciones de vida y bienestar. No es ésta una alternancia más, aunque no castigará a corruptos.

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