*Ratificó AMLO compromisos de campaña y el cuidado también de la macroeconomía
GABRIEL L. VILLALTA
No fue la izquierda dogmática, marxista, ni la oportunista: con el ascenso ayer de Andrés Manuel López Obrador al mando del país llegó al poder la izquierda social, cuyos miembros en su mayoría no están afiliados a partido político alguno, y ahora esos 30 millones de votantes se sienten victoriosos, alegres y satisfecho con su decisión en las urnas.
En su primer mensaje a la nación, después de rendir protesta ante el Congreso de la Unión, en presencia de los miembros de su gabinete, jefes de Estado y de gobierno y del vicepresidente de Estados Unidos, gobernadores, dirigentes partidistas y representantes de todos los sectores, el mandatario mexicano ratificó su compromiso de gobernar para todos, pero con prioridad para los pobres y los grupos desprotegidos,
Fue enfático al referirse a su objetivo de no permitir y castigar la corrupción de los funcionarios públicos y en recordar que va por la cuarta transformación del país, con un cambio del viejo régimen y del modelo económico neoliberal, para reducir la pobreza y desigualdad, abatir la inseguridad pública, con cero tolerancia y castigo a la corrupción.
De la misma forma anunció una política económica y financiera responsable, con seguridad para los inversionistas y un ejercicio presupuestal sin déficit, ni aumento de deuda. En el terreno fiscal anticipó que no habrá nuevos impuestos, ni aumento a los actuales.
Esta es la primera alternancia en la presidencia de la Repúblicas por la vía electoral cuyo compromiso es el de reorientar el rumbo y contenido del desarrollo económico para contener y revertir su principal característica: la concentración de la riqueza y la expansión de la pobreza y desigualdad.
Durante su campaña electoral -cuando no se sabía quién ganaría la presidencia de la República- el nuevo mandatario sentó un precedente al dar a conocer a los miembros de su gabinete, lo cual siempre se había mantenido en secreto hasta la víspera de la toma de posesión, por lo cual en la práctica el equipo de colaboradores fue avalado por los electores.
Desde su triunfo del día primero de julio López Obrador fue objeto de críticas en los grandes medios informativos de cobertura nacional. Cuestionaban cuanto decía o anunciaba, e incluso cuanto sus malquerientes le atribuían que pensaba hacer.