Historia del NAIM de Texcoco
Roberto Gómez Navarrete
Presidente Fundador del Movimiento
Ecologista del Estado de México
(Segunda y última parte)
El mismo mandatario ya como presidente de México, en septiembre de 2014 anunciaba la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México NAICM, con una inversión de 169 mil millones de pesos, que aumentó debido a la devaluación del peso frente al dólar. No obstante, la obra en 4 años lleva apenas un avance del 30 por ciento.
Hoy en 2018 el Proyecto del NAICM fue llevado a Consulta Nacional para determinar su permanencia, por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador. A todas luces el citado Proyecto tuvo sus orígenes y bases totalmente injustas, ya que el gobierno de Enrique Peña Nieto expropió tierras de propiedad federal y desestimó las obras de recuperación ambiental en el ex lago de Texcoco.
No cabe duda, fue un proyecto injusto, insustentable, antiecológico alimentado desde el principio por ambiciones de empresarios adictos al gobierno de Peña Nieto, que ignoraron los 50 años de inversiones en el Plan Lago de Texcoco promovido por los ingenieros Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank. No les importó anular el último reducto de lo que fue una de las regiones lacustres más importante del país, integrada por los lagos de Chalco, Texcoco, Xaltocan, Xochimilco y Zumpango, con una superficie de mil 500 kilómetros cuadrados, dañando severamente a la flora y fauna endémicas, así como los flujos de aves migratorias, y desincorporando esta área de reserva ecológica en favor de particulares beneficiarios del proyecto.
Además es claro que ha prevalecido desde el inicio el modelo autoritario de gobierno amparado en actos múltiples de corrupciones, bajo el amparo de la absoluta impunidad. Por ello la discusión sobre seguir o no seguir el proyecto era necesaria.
El proyecto ha sido anulado mediante la Consulta sugerida por López Obrador. El mismo que se ha enfrentado a los empresarios, y que ha consensado a favor de las obras del aeropuerto en Santa Lucia. Y que nos lleva a cuestionar el por qué en México, nuestro país, existe fidelidad a los preceptos negativos que hoy trastocan la vida pacífica del país. Y sigue el reto de construir, para fortalecer las hoy precarias instituciones democráticas. Un país debe vivir con las reglas de una democracia real y firme, con las soluciones donde el pueblo tenga las garantías de participar y hacer el cambio, integrando a todo proyecto las variables económicas, sociales, culturales, políticas y sobre todo ambientales.
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