LA DESVENTAJA DEL NUEVO GOBIERNO EN EL DEBATE
EN MEDIOS INFORMATIVO, EN MANOS DE ADVERSARIOS
MAXIMILIANO CASTILLO R.
Los grandes medios informativos mexicanos, propiedad de la plutocracia, fueron ineficaces en la tarea de anular y desaparecer políticamente a Andrés Manuel López Obrador. Durante 13 años lo calumniaron para impedir su triunfo electoral. Lograron sus propósitos en 2006 y 2012, pero fracasaron en 2018.
El comportamiento de los espacios informativos y de debates en los medios impresos y electrónicos, no sólo lo determinó el beneficio económico: 60 mil millones de pesos en publicidad les pagó el ahora expresidente Enrique Peña Nieto, más el reparto de dinero sin factura, sino principalmente por la defensa de los intereses económicos y privilegios de los conglomerados empresariales de los cuales esos noticieros electrónicos y diarios impresos forman parte. Temían, con razón, perder las condiciones propiciadoras de sus grandes beneficios y su enriquecimiento.
López Obrador cumplió un mes y una semana como presidente de la República. No pudieron los medios informativos evitar su triunfo, y para mayor preocupación de los dueños del dinero, mantiene su decisión de no consentir y castigar como delito grave todo acto de corrupción, además de adelantar que no estará al servicio de los grandes intereses económicos; es decir, los propietarios de diarios, cadenas nacionales de radio y televisión.
En la nueva etapa del país los medios informativos de cobertura nacional constituyen el espacio del debate ideológico, y a través de ellos el poder económico y la derecha buscan dificultar el funcionamiento del gobierno y el logro de sus objetivos. Desean someter al presidente López Obrador a la conveniencia de sus intereses, para lo cual le cuestionan todo, desde antes inclusive de asumir el cargo.
Es en este campo en donde el gobierno morenista se encuentra en desventaja, porque con excepción de no más de tres medios informativos ajenos a la plutocracia, todos los demás están en manos de los grandes intereses económicos que no quieren perder sus privilegios; es decir, quienes tratan de descarrilar el proyecto de la Cuarta Transformación, porque no les conviene. El Poder Ejecutivo Federal no tiene medios informativos y para difundir sus actividades debe pagarles a los del campo adversario.
Los espacios informativos y de debates en esos medios los ocupan igualmente periodistas y analistas vinculados e identificados con los intereses económicos que se verán afectados con el desarrollo económico con equidad, pero no lo confiesan y se presentan como objetivos e imparciales. No pocos de unos y otros cobraban millones de pesos al año en la presidencia de la República de Peña Nieto, como está documentado, lo que tampoco dicen.
En este escenario, los expertos en el análisis político y de las instituciones, ajenos al poder económico y a la derecha, brillan por su ausencia, por lo que el nuevo gobierno federal está en desventaja en los medios informativos, y no se ve cómo puede superar esta situación.