*También deben funcionar los enlaces para que empresas aprovechen innovaciones.

El desarrollo del país y el aumento en la competitividad pasan por progresos en el campo de la ciencia, tecnología e innovación. Sin ello no será posible avanzar e impactar favorablemente las condiciones de vida de la población.
“Y para fortalecer estos aspectos se requiere un mayor apoyo presupuestal a la investigación”, sostuvo el científico José Guadalupe Anaya Ortega, director de la Facultad de Ciencias de la UAEM.
En una breve entrevista con “El Espectador”, después de participar en un foro sobre esos temas, organizado por la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la 60 Legislatura Local, el académico de la Máxima Casa de Estudios mexiquense aseveró que para elevar la calidad de la ciencia se necesita igualmente una mayor participación de la iniciativa privada.
La aportación de las corporaciones empresariales es reducida en México, a diferencia de otros países, especialmente de los desarrollados, donde hay mucha inversión de las compañías privadas a los programas de investigación.
Eso explica, precisamente, ese desarrollo, porque los programas de ciencia producen innovación, la cual aplicada a los procesos productivos los mejora, con el consiguiente aumento de la competitividad.
En el debate por las nuevas políticas del CONACYT, sus actuales autoridades denunciaron que las grandes corporaciones privadas no invierten en investigación, pero cuando lo hacen o hacían de manera importante era con cargo al erario.
Los subsidios del organismo destinados a investigación, tecnología e innovación se entregaban a las compañías más poderosas de México, incluyendo trasnacionales; es decir, no gastaban de sus ingresos en estos aspectos, pero se apropiaban de los inventos, patentes e innovaciones producidos con fondos públicos.
El director de la Facultad de Ciencias de la Máxima Casa de Estudios mexiquense se refirió a otro problema de la investigación científica, tecnológica e innovación: el desaprovechamiento de los inventos y patentes logradas por las instituciones públicas de estudios superiores.
La iniciativa privada no invierte en investigación científica y tecnológica, pero tampoco aprovecha los inventos producidos por las universidades públicas. El problema es que hace falta una institución nacional y estatal especializada en vincular a las empresas con este conocimiento científico y tecnológico generado en las universidades, porque no se aprovecha, y en esas condiciones no tiene utilidad práctica, comentó Anaya Ortega.
En el Estado de México existe el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología, entre cuyas funciones importantes figura la de ser enlace entre las empresas y el conocimiento científico, tecnológico e innovación disponible en las instituciones de estudios superiores, pero de acuerdo con investigadores, “esta obligación no se cumple”.