*Deserciones y padrones inflados, caracterizan el desempeño de dirigentes partidistas.
GABRIEL L. VILLALTA
Con los 5 mil millones de pesos entregados a los partidos políticos por el INE en 2019 y los 5 mil 240 millones de este año, el dinero, proveniente de los impuestos pagados por los mexicanos Y recibido por las organizaciones políticas sumará 83 mil 240 millones de pesos de 1991 a la fecha, en números redondos, más el dinero de los estados.
Una investigación de “El Espectador” a la información oficial del INE, antes IFE, indica que los fondos federales devorados por los partidos políticos alcanzan una suma estratosférica, no traducida hasta antes del primer domingo de julio de 2018 en una democracia fortalecida.
En ese período de 29 años desaparecieron más de 20 partidos, los cuales costaron miles de millones de pesos, pero fueron incapaces de obtener el 2 por ciento de la votación, en la época cuando ese era el porcentaje mínimo para ello, ahora es del 3 por ciento.
Muchos dirigentes incapaces de concitar el respaldo para sus organizaciones políticas, se quedaron con los bienes muebles e inmuebles adquiridos con las prerrogativas, en los tiempos cuando aún no se había legislado para que los devolvieran al IFE.
Esta incapacidad persiste, como lo muestra la información estadística del INE sobre la verdadera militancia de las organizaciones políticas. Con excepción del PVEM, todos perdieron afiliados.
El propio PAN, partido de derecha fundado para oponerse al gobierno progresista de Lázaro Cárdenas, está ante el riesgo de perder su registro por no tener militantes equivalentes al 0.26 por ciento del padrón electoral, indispensable para mantenerlo. De nada han servido en este tema los casi 20 mil millones de pesos de los contribuyentes, que les entregó la autoridad electoral de 1991 a la fecha.
La drástica reducción del número de afiliados de los partidos, producto de la depuración efectuada por el organismo electoral como mecanismo para verificar que cumplan con el número de miembros para conservar el registro muestra una vez más que se despilfarra el dinero público destinado a financiar a las organizaciones partidistas.
Esa revisión probó una de estas tres cosas: que hubo deserciones masivas de militantes de las formaciones políticas, sin que ello implicara incorporarse a otros; que deliberadamente inflaron los padrones, para aparentar una fortaleza numérica ausente en la práctica; o la combinación de ambos casos.
En esa revisión, el PRI, que nos ha costado 23 mil millones de pesos en 29 años, perdió 5 millones de militantes; es decir, no acreditó ante el INE la existencia de ese número. Sólo pudo demostrar 1 millón 500 mil; mientras el PRD, que nos costó 13 mil millones de pesos, perdió 3 millones 800 mil integrantes, para quedar en 1.2 millones.
Sorprendió Morena, el partido que rebasó los 30 millones de votos en la elección presidencial de hace un año y 8 meses, ahora, lejos de aumentar su militancia, bajó de 320 mil afiliados a 279 mil, si bien a los contribuyentes no nos ha costado mucho.