*Su forma de vida subvertía a la autocomplaciente sociedad griega esclavista.
De la redacción
En la antigua Grecia surgió una corriente filosófica contraria a la que pudiéramos denominar oficial: la de los cínicos, cuya connotación no era esa con que ahora se asocia el término, sino con el lugar donde se reunían al principio, un gimnasio conocido como cinosarge, cuyo significado es el de “perro blanco” o “perro veloz”.
En sus filas militó Hiparquía, una de las primeras mujeres filósofas de la historia occidental, y el menosprecio hacía esa corriente de pensamiento lo provocaba su crítica a la vida ostentosa, la corrupción de las costumbres y vicios de la sociedad griega de sus tiempos, su convicción de que el hombre sólo puede ser libre y feliz si prescinde de lo superfluo y vive con sencillez, valiéndose por sí mismo y acorde con la naturaleza.
Por esta idea muchos los consideran pioneros del ambientalismo, pero su crítica a la corrupción y vicios de la sociedad griega esclavista de los siglos IV y III antes de Cristo le ganó el desconocimiento a su corriente de pensamiento. Fueron ninguneados entonces y olvidados ahora.
No obstante, sus ideas de cómo debía vivirse permearon en el Imperio Romano, con seguidores en Roma, Alejandría y Constantinopla e influyeron en la corriente filosófica de los estoicos.
A su grupo y doctrina la consideraban una “escuela socrática menor”, a pesar de que ellos decían reinterpretar la doctrina del filósofo Sócrates, maestro de Antístene, fundador del grupo, a quien Platón, su condiscípulo, subestimaba.
Además del principal líder de los cínicos, en el grupo y sus seguidores de muchos años después destacaron Diógenes de Sinope y Crates de Tebas. Todos eran irreverentes, despreciaban la riqueza y las vestimentas lujosas. Eran consecuentes en sus actos y comportamiento con lo que sostenían en cuanto a la forma de lograr la felicidad, lo que no gustaba y más bien escandalizaba a la sociedad de su tiempo, cuyos segmentos cercanos a los esclavistas ni siquiera los reconocía como filósofos.
Por eso su pensamiento se perdió en el tiempo y ni de lejos son conocidos ahora. Ni de nombre se les conoce y reconoce, porque eran contestatarios y críticos severos de los vicios de la sociedad de su tiempo.
Al menos de nombre en occidente casi todos han oído hablar de Sócrates, Platón y Aristóteles (considerado cumbre del pensamiento filosófico occidental), pero no de Antístenes, a pesar de haber sido discípulo de Sócrates, al mismo tiempo que Platón en la Academia.