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El_Espectador_10_Septiembre_2012_N369
El Espectador
Portada
FRUSTRADA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
EN ENTIDADES; URGE RELANZARLA: PRD
El proceso de democratización del país se quedó en el ámbito federal, no llegó a los estados. Por el contrario, en este ámbito se trasladó, reprodujo y amplió el fenómeno del viejo presidencialismo autoritario, vertical, con gobernantes avasalladores de la vida pública y el debilitamiento y anulación de los contrapesos institucionales de las entidades federativas.
Por ello urge concluir la democratización integral de los sistemas estatales de gobierno, coincidieron en advertir Octavio Martínez Vargas, vicecoordinador de los diputados del PRD y Marcos Álvarez, representante en el IEEM de la coalición “Cambio Verdadero”, formada por el PRD y PT en el Estado.
En entrevistas por separado, ambos cuadros mexiquenses de izquierda coincidieron en señalar que el avasallamiento de la vida institucional en los estados llega a los órganos con autonomía constitucional; es decir, a comisiones de derechos humanos, institutos de transparencia, órganos electorales, universidades autónomas estatales y, también, a los sistemas de fiscalización y sancionadores de la desviación y mala aplicación de fondos públicos.
Como ejemplo de esta situación, Marcos Álvarez citó el caso del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), en donde los consejeros impulsados por el PRI suman 4 y con ello tienen asegurada la mayoría de los votos en cualquier asunto relevante.
El dominio de los gobernadores sobre los órganos con autonomía constitucional -dijo-, se explica con el argumento de que la integración de los mismos, que teórica y constitucionalmente corre por cuenta de los poderes legislativos locales, es decidida por la mayoría de los diputados en los congresos locales, los cuales, normalmente, son del mismo partido del mandatario local de que se trate. De este modo, el gobernante decide los nombres de los elegidos a través de la bancada integrada por sus correligionarios, por lo cual los designados, ya en los cargos, responden a los intereses de quien los impulsó, y no de la sociedad…
CARECEN DE BASES VERSIONES DE QUE
EL GOBERNADOR IRÁ AL GABINETE: PRI
El dirigente estatal del PRI, Raúl Domínguez Rex, descartó cualquier posibilidad de una incorporación del gobernador Eruviel Ávila Villegas al gabinete del próximo presidente de la República, Enrique Peña Nieto, como circulan insistentes versiones.
“No hay bases para pensar en eso. El gobernador Ávila Villegas está trabajando mucho y dando resultados, como lo reportó en su informe. Tiene buena salud y muchos deseos de hacer mucho más por el Estado”, sostuvo el presidente del CDE priísta.
Domínguez Rex es el único político mexiquense que ha salido abiertamente al paso de las especulaciones y se ha pronunciado sobre el tema, generalizado entre periodistas y el universo político. No ve ninguna posibilidad del alejamiento de Ávila Villegas de su cargo y, subrayó, el PRI apoya el trabajo realizado por el mandatario y está a favor de que siga impulsando el desarrollo de la entidad mexiquense.
De la misma forma, adelantó, el titular del Ejecutivo del Estado responderá a quienes depositaron su confianza en él y terminará su sexenio.
El dirigente priísta destacó, además, que Peña Nieto es un hombre institucional, respetuoso, y no tratará de incorporar al gobernador mexiquense en el gabinete, con el consiguiente abandono de sus responsabilidades para con la población mexiquense.
“Eruviel Ávila Villegas fue electo como gobernador para seis años, y cumplirá su compromiso. Lo demás no tiene bases. Es infundado pensar en un alejamiento de sus responsabilidades”, enfatizó Domínguez Rex…
Editorial
DEMOCRATIZAR LA VIDA PÚBLICA
DE ESTADOS, TAREA PENDIENTE
Desde su fundación, este semanario ha señalado las consecuencias adversas para el país de la inaplicación de la transición democrática y sus prácticas en la vida institucional de las entidades federativas, en las cuales no sólo se dejó de avanzar en este sentido, en concordancia con lo ocurrido en el ámbito federal, sino que la situación involucionó con efectos negativos para la sociedad.
El fin del presidencialismo autoritario, como consecuencia de la pérdida de la presidencia por parte del PRI en el año 2000, contrariamente a lo esperado, no se tradujo en la transformación democrática en todos los órdenes de gobierno; al contrario, la restitución del verdadero federalismo, en la práctica, operó en sentido inverso a lo deseado y conveniente.
Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa no quisieron -por convicciones democráticas-, o no pudieron -por otras razones-, avasallar a las autoridades estatales. Las dejaron actuar libremente, de acuerdo con lo que señala la Constitución, lo cual fue aprovechado por casi todos los gobernadores para restaurar en sus entidades, a escala y en su beneficio, el derrotado presidencialismo vertical y avasallador de las instituciones.
Desde esta perspectiva no es exagerado sostener que la transición democrática del país se frustró por no tener correspondencia en la vida institucional de los estados. La recuperación de la división de poderes, el funcionamiento y ejercicio cabal de su autonomía constitucional por los órganos del caso, la transparencia y rendición de cuentas, vigentes en el gobierno federal, no se lograron en los estados.
Uno de los graves errores de las administraciones federales panistas fue, no el darles libertad a los gobernadores, sino el permitirles llegar incluso al libertinaje en el manejo de los fondos públicos, no sólo estatales sino también federales, además de mostrar total indiferencia frente a la mala aplicación de esos recursos…
COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
EL PRI TAMBIÉN DEBE REFLEXIONAR AUTOCRÍTICAMENTE
SOBRE LA ELECCIÓN PRESIDENCIAL, A PESAR DEL TRIUNFO
La oficialización del triunfo de su candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, tiene al priísmo nacional sumido en la euforia. Le entusiasma su vuelta a Los Pinos y los centenares de espacios de poder disponibles en lo más alto y bien remunerado de las nóminas del Poder Ejecutivo Federal.
Dejarán atrás 12 años de marginación de los máximos cargos públicos del país y los puestos de gabinete, subsecretarías, oficialías mayores, coordinaciones generales, direcciones generales, además de posiciones en los organismos públicos descentralizados, previo desalojo de los panistas.
Estas circunstancias no les permiten a los mandos priístas pensar en lo ocurrido en la elección presidencial ni, mucho menos, reflexionar con sentido autocrítico al respecto; al contrario, los hacen olvidar cuestiones que deberían preocuparle sobremanera, porque el resultado de la jornada de votación contuvo también saldos desfavorables.
El PRI llegó a este proceso electoral unido, cohesionado, en condición de gobernante en aproximadamente 20 entidades federativas, con fuerte presencia en las dos cámaras del Congreso de la Unión, con fuerte respaldo de los medios informativos, con un candidato muy hábil para aprovecharlos al máximo y una fuerte campaña en las redes sociales.
Por el contrario, el principal adversario de Peña Nieto, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, se presentó a la contienda con más puntos negativos que positivos, precedido de una despiadada campaña mediática de desprestigio y apoyado por una izquierda dividida, con graves deficiencias organizativas y muchos oportunistas.
No obstante, en las urnas el mexiquense no pudo sacarle al candidato del Movimiento Progresista siquiera 7 puntos de ventaja. El triunfo del priísta fue claro, pero no se acercó a los puntos que le atribuían las encuestas; además, la victoria fue impugnada por los partidos que apoyaron a López Obrador.
A pesar de la victoria, el PRI no recibió el apoyo de la mayoría de los que acudieron a las urnas: casi el 62 por ciento de los que ejercieron su derecho al sufragio votaron en contra. Ningún candidato presidencial triunfador en la historia electoral del país había recibido tan alto porcentaje de votos en contra, como ocurrió con Peña Nieto.
Estos datos duros no dan para el desbordamiento del entusiasmo, y sí para una rigurosa reflexión autocrítica, porque reflejan que el antes casi partido único dispone de un apoyo electoral bastante precario, a pesar de lo bien organizado, unido, cohesionado y su larga experiencia con que llegó al proceso electoral de presidente de la República.
No es aventurado creer que sin la conjugación de todos los factores favorables con que participó en esa contienda comicial y con los cientos de miles de activistas que trabajaron horas extra en la búsqueda del voto, más la posición desventajosa con que inició su campaña López Obrador, el PRI hubiera perdido la elección, lo que parece olvidar por la euforia del triunfo, cuando tiene necesidad de una autocrítica.
Interiores
Olvidan comunas conservar y reparar la infraestructura urbana; sobre todo, calles Pg. 3
El destino de miembros de equipos de transición en 2000 y 2006 Pg. 5
Llamó EAV a la unidad y el trabajo para erradicar pobreza y la inseguridad Pg.6