De la Redacción
Parace el cuento al revés, que popularizó el cantante Paco Ibáñez, allá por la década de os 70 del siglo pasado, en el cual el lobo era bueno, lo maltrataban todos los borregos, la bruja era hermosa, el príncipe era malo y el pirata honrado. Así pasa con la consulta de revocación de mandato; es decir, con la oportunidad histórica de que los ciudadanos puedan hace renuncia al presidente o ratificarlo en su cargo.
Todos los que no quieren ni en pintura al presidente Andrés Manuel López Obrador, llaman a no votar; es decir, a no manifestar su rechazo al mandatario, mientras sus partidarios piden que se vote en un sentido u otro, pero que se vote.
En tanto, el INE, responsable de impulsar la democracia, no difunde con la fuerza que debe la consulta en cuestión. Todo al revés. Se trata del primer ejercicio de democracia participativa en los 200 años que lleva de vida independiente el país y de aquí en adelante la población, si reúne las firmas que se requieren para que el INE organice otra consulta, se hará y a un mal presidente lo podremos correr a la mitad de su sexenio (aún falta mucho para que esto se aplique en gobernadores o en presidentes municipales, que tanta falta hace). En eso radica la tarcendencia de acudir a las urnas el 10 de abril.