COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
BUSCAN HIGINIO Y MAURILIO CONSOLIDAR Y
EXTENDER SU CACICAZGO EN EL LEGISLATIVO
El senador mexiquense Higinio Martínez Miranda y Marcelo Ebrard Causabón tienen en común una descomunal ambición de poder y en el primer caso, también hay adicción a la riqueza. En Morena hay personas muy ricas, pero ya lo eran cuando ingresaron a ese partido, mientras que el ex alcalde de Texcoco, ex diputado local y federal acumuló una gran fortuna como opositor, en un caso extraño, porque estar de verdad en contra del poder público no genera riqueza, sino represión y estrecheces económicas.
Ya tiene una gran fortuna personal, pero a la vez que su adicción a la riqueza tiene también una gran ambición de poder, como lo tiene Ebrard Causabón, lo cual los convierte en factores de división al interior del partido guinda; sobre todo, cuando se parte del infundado convencimiento de que están predestinados; en el primer caso, a ser presidente de la República; en el segundo, a gobernador del Estado de México, para lo cual trabajan con vehemencia digna de mejor objetivo.
Martínez Miranda se asume de facto como un poder paralelo al institucional en el Estado, y de ahí su empeño en consolidar y extender su cacicazgo en el Poder Legislativo, por conducto del diputado plurinominal Maurilio Hernández González, quien en los casi seis años que lleva como coordinador de los legisladores morenista y los 4 años que estuvo como presidente de la Junta de Coordinación Política abandonó la bandera de la lucha contra la corrupción, que enarbola Morena y su principal fundador, el presidente Andrés Manuel López Obrador desde sus campañas electorales por la presidencia de la República, pero más en la del 2018.
En otras ocasiones hemos tratado este tema de la gran protección que el dirigente de la bancada de Morena en el Poder Legislativo mexiquense brindó a los corruptos del anterior gobierno, porque no otra cosa indica que en todo ese tiempo, durante el cual, por si fuera poco, los morenistas encabezaron la Comisión de Vigilancia del Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM) no se haya encontrado un sólo caso de corrupción en los poderes estatales, ayuntamientos, órganos autónomos y auxiliares mexiquenses.
El control caciquil de la Cámara de Diputados Local por parte del grupo que al interior de Morena encabeza el reelecto senador no rindió utilidad social en materia de la prevención, combate y castigo a los corruptos. Y tampoco debe olvidarse que hasta el 15 de septiembre del año pasado el partido guinda fue oposición, pero en esta materia lo fue de mentiritas, porque el gobierno priista pudo saquear el erario sin responder ante las leyes y la justicia.
El próximo 5 de septiembre se instalará la nueva Legislatura Local, en donde Morena y sus aliados tendrán mayoría calificada, en un caso sorprendente, porque ese partido no tiene dirigencia activa, ni comités municipales y mucho menos seccionales, como si los tiene el PRI, que perdió todo en las urnas a pesar de su estructura vertical y horizontal, reflejo claro de que no fueron los dirigentes reales y fácticos del partido guinda quienes obtuvieron los éxitos electorales, sino el fuerte liderazgo social y comicial del presidente Andrés Manuel López Obrador; el buen perfil político y administrativo de la ahora presidenta electa; y el gobierno cercano e identificado con el pueblo que hace la gobernadora Delfina Gómez Álvarez.
Lo que fue éxito de Martínez Miranda fue imponerle a Morena muchas candidaturas a diputados locales, alcaldesas y alcaldes, quienes siguen al senador y constituyen un poder paralelo al interior de Morena y grupo de presión frente a la gobernadora Delfina Gómez Álvarez. Harán mayoría en la bancada y por eso ya su dirigente de facto habla como si fuera dueño del partido en que milita, y presiona para consolidar su cacicazgo, vía Maurilo Hernández González, en uno de los tres poderes estatales.
En este escenario se dará la elección o designación del próximo coordinador de los diputados locales morenistas, en una situación delicada, porque si Higinio Martínez conserva su cacicazgo quedará la impresión de que tiene más poder en el Legislativo que el resto de los morenistas, y que Maurilio Hernández estará nueve años al mando, como si no existieran otras y otros representantes populares capaces, experimentados, honestos y defensores de los principios y banderas del morenismo, especialmente de la de lucha contra la corrupción, que abandonó el grupo del senador.