*Hasta su vida daría por el bienestar del pueblo; firma presidenta 100 compromisos.
De la redacción
En su primer discurso después de rendir protesta ante el Congreso de la Unión como la primera mujer en la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo se comprometió a profundizar los objetivos de la cuarta transformación, gobernar para todos, pero primero para los pobres, y sostuvo que hasta su vida daría por el bienestar del pueblo, y se comprometió a hacer un gobierno honesto, eficaz y honesto.
Por la mañana del primero de octubre rindió protesta, y por la tarde encabezó un acto multitudinario en la Plaza de la Constitución, donde recibió el bastón de mando de los pueblos indígenas del país y firmó cien compromisos de gobierno; dos serán en el Estado de México.
Para desencanto de la oposición, lejos de distanciarse del su antecesor en el cargo, Andrés Manuel López Obrador, le hizo un reconocimiento a su gestión y aseveró que ya fue juzgado por la historia y el pueblo, en donde ésta en su corazón y es el expresidente más querido, sólo comparable con Lázaro Cárdenas.
Ofreció trabajar en forma coordinada con el sector privado para acelerar el desarrollo económico, pero un desarrollo compartido, con más empleos, mejor pagados, y en cooperación con los socios comerciales dentro del TEC-MEC. Mantendrá buenas relaciones con todos los pueblos del mundo.
La presidenta destacó que mantendrá todos los programas sociales e inclusive propondrá que por ley cada año reciban una mayor partida presupuestal, además de incorporar al de adultos mayores a mujeres de entre 60 y 64 años.
De la misma forma garantizó que se respetarán todas las libertades, como la de expresión y manifestación. En su primera conferencia mañanera dio a conocer que giró instrucciones a las fuerzas armadas para que jamás repriman y que respeten estrictamente los derechos humanos.
Sheinbaum Pardo apuntó que gobernará para todos, pero cumplirá el compromiso de que “por el bien de todos, primero los pobres”, y reivindicará la igualdad entre hombres y mujeres, sin discriminación, pues ella no llegó sola a la presidencia de la República, sino con todas y como producto de las luchas de siglos de las féminas por sus derechos y el fin a la discriminación.
En su mensaje de toma de posesión, que duró casi 40 minutos, la presidenta habló ante mandatarios de 16 países de América Latina, de representantes de gobiernos y de autoridades estatales, y presentó una extensa relación de lo que hará su administración y fijó posiciones como esa de que la “política se hace con amor, no con odio” y de que debe fomentarse el amor al prójimo, a la familia, a la naturaleza y a la patria.
De la misma forma consideró indispensable erradicar el clasismo, el racismo, el machismo y cualquier forma de discriminación, y desde esta perspectiva, insistió mucho en que consolidará los objetivos estratégicos de la cuarta transformación.
Anticipó que la violencia e inseguridad pública se combatirán y reducirán con el combate a las causas, investigación, inteligencia y coordinación de esfuerzos con la Fiscalía General de la República, los gobiernos estatales y municipales.
Defendió la reforma al Poder Judicial Federal y ante la presencia de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández, rechazó que haya sido un acto autoritario, pues pudo hacer lo mismo que hizo Ernesto Zedillo, cuando modificó la Constitución para desaparecerla e insistió en que la participación del pueblo en la elección de titulares de juzgados, tribunales y ministros es un acto democrático.