TRUMP FUE MENOS GROSERO CON
MÉXICO DE LO QUE SE ESPERABA
MEDIDAS ARANCELARIAS AFECTARÁN MÁS
LA ECONOMÍA DE FAMILIAS DE E. UNIDOS
Los aranceles aplicados por el presidente Donald Trump a las mercancías que México vende a Estados Unidos fueron menores a lo esperado y temido. No es que la decisión en cuestión haya sido buena, pero había anticipado que el impuesto general a las exportaciones a ese país sería del 25 por ciento.
Conviene recordar que nunca en la historia mundial un anuncio de un gobernante estadounidense había preocupado tanto a los gobiernos de todos los países, como el del pasado dos de abril, que se esperaba con temor; sobre todo, por la comprobada esquizofrenia del mandatario.
En el caso de México, se esperaba y temía una medida peor, cuyas consecuencias habrían tenido un grave impacto en nuestra economía, porque México exporta a la vecina nación del norte aproximadamente el 80 por ciento del total de sus ventas al exterior, además de que obtiene un importante superávit en la balanza comercial.
Por si fuera poco, unen a México y Estados Unidos una frontera de 3 mil 180 kilómetros, y hay una población mexicana de cerca de 40 millones que radica en Estados Unidos, incluyendo a quienes nacieron allá, se nacionalizaron o son indocumentados.
La política arancelaria de Estados Unidos para México no es tan grosera, pero impactará adversamente a las exportaciones hacía la potencia económica y militar y, consecuentemente, dificultará el ritmo de crecimiento de nuestra economía, pero ello puede compensarse en mucho con el fortalecimiento del mercado interno y la sustitución de las importaciones de China.
La ignorancia de Trump y de su equipo de trabajadores sobre la realidad económica y específicamente comercial del planeta no les permite percibir que la política arancelaria perjudicará al final más a las familias estadounidense, que deben comprar productos más caros.
Por otra parte, los aranceles que aplicaron los países a las exportaciones estadounidenses dificultarán la recuperación de mercados, como es la idea del mandatario, porque sus mercancías se encarecerán y perderán más competitividad en el mercado internacional, con severos efectos negativos en su economía.
La transformación de las relaciones comerciales dejará puros perdedores, y tal vez el más perdedor resulte Estados Unidos, y que la edad de oro, la mayor grandeza y poderío que ofrece Donald Trump resulte todo lo contrario en el terreno económico y en las relaciones diplomáticas con otras naciones, incluyendo a sus tradicionales aliados, desconocidos en la práctica por el gobernante estadounidense.
Trump se presenta como el mejor presidente que ha tenido su país, pero en realidad está en camino de convertirse en el peor, por su pérdida de sentido de la realidad, aunque nunca fue un verdadero estadista.