Para quienes no creen en que los teléfonos celulares generan fuerte adicción, casi tanta como las drogas, la última información sobre estos teléfonos móviles es muy reveladora: jóvenes mexicanos de clase media, incluso media baja, se frotan las manos a la espera de que se pongan en venta aquí los nuevos aparatos de conocida marca, ya presentados en Estados Unidos.
El modelo “Galaxy Note 9”, costará allá mil dólares; es decir, alrededor de 20 mil pesos mexicanos al nuevo tipo de cambio. La versión más sofisticada, la cual lleva el número 521 se vende en Estados Unidos en el equivalente a 25 mil pesos, o aproximadamente un año de trabajo con un salario mínimo.
Se trata de sumas que no están al alcance de gente que gana poco, pero no les importa, su adicción los conducirá a sacrificar la satisfacción de necesidades básicas por comprar alguna de las dos nuevas versiones de este teléfono celular.
Además, los nuevos aparatos ofrecen mayor facilidad para espiar a los dueños, por parte de los servicios de espionaje oficiales y de la iniciativa privada. Aún así, los consumidores (o usuarios) de estos aparatos se comportan como verdaderos adictos y hacen hasta lo inimaginable para hacerse de uno de ellos y mantener su vicio.
Aunque para ser sinceros, un fuerte componente de la adicción lo constituyen las redes sociales que emplean en estos aparatos, por demás de lujo.
